Domingo 30 de diciembre. Lindo día para operaciones mediáticas. Mañana 31 todo el mundo está ocupado en los aprestos findeañeros, el martes al mediodía, por mandato cósmico, hay que complementar la comilona en homenaje al nuevo período de 365 días que tenemos por delante, y, a partir de ahí, dar inicio a la guerra de exterminio de las sobras. El miércoles habrá quienes salgan hacia su destino vacacional con 1/4 de lechón en el baúl, y el que no, se reintegrará a sus tareas habituales en medio de la resaca y la acidez estomacal. Hasta después de entonces, difícilmente un argentino que se precie de tal demostrará una actitud proclive a escuchar y/o entender aclaraciones y/o desmentidas de cualquier flato que se plante en la tapa de un diario.
A la vuelta de la compleja orgía gastronómica, el subconsciente ciudadano ya habrá sido oradado por el repiqueteo constante, al punto de hacer de un titular, una verdad incuestionable.
Es muy probable que a fines de febrero podamos asistir a una derrota histórica de los "Piratas Financieros del S.XXI", con repercusión mundial, en términos de reconocimiento de renegociación de deuda soberana, y de la imperatividad frente a terceros de esas condiciones. El enfrentamiento judicial con Argentina es previsible que termine con una sentencia que siente un precedente internacional que le quite vuelo a sus desmesuradas pretensiones especulativas. Si las Cortes americanas (empujadas también por el Ejecutivo y el Dpto. del Tesoro) terminaran el litigio ordenando a nuestro país pagar en las mismas condiciones, plazo y proporciones que lo hace con los que se avinieron voluntariamente a los canjes, implicaría extender a los Fondos Buitres su certificado de defunción y bajar la persiana de una etapa ya demasiado larga.
Por supuesto que tal sentencia implicaría que el Congreso Nacional habilite las erogaciones correspondientes, en condiciones similares a los 2 canjes de deudas anteriores que celebró el kirchnerismo.
Pero lo que dicen la batería de artículos que desplegó Clarín en su edición dominical es (aunque aparentemente lo mismo) algo muy distinto: Clarin habla de reabrir el canje precluído en virtud de las propias leyes que lo habilitaron. Es decir, hacer una oferta, cuya eficacia dependería de la "buena voluntad" de los acreedores.
Las consecuencias son bien distintas, si alguno/s de los F.B. no aceptara la oferta, el cachengue sigue, se siguen justificando las "malas notas" que las calificadoras propinan al país y se siguen justificando los altos intereses financieros con que se la castiga con causas artificiales el éxito del desarrollo en condiciones heterodoxas. De paso, se difiere una sentencia que golpearía en el corazón a esos emporios que vampirizan los países en problemas fianacieros.
Pero, aparte del lobby a favor de los FB, no pueden dejar la oportunidad de intentar desprestigiar al Gobierno Nacional, presentándo como una contramarcha obligada, como una claudicación, lo que ha sido producto de un enorme esfuerzo judicial que ha sabido recabar enormes apoyos diplomáticos y del propio mundo de las finanzas globales. Prat Gay es puesto a cargo de explicitar la obviedad: "si el Gobierno decide pagar a los fondos buitres y envía un proyecto de
ley derogando la ley cerrojo, actuaremos con seriedad y disposición a
escuchar en el debate legislativo los argumentos por los que el ya no
consideran una claudicación pagar a estos fondos, sino la mejor manera
de defender el interés nacional" afirma usando como todo fundamento el título de tapa del pasquín, “Que propongan pagarle ahora a los fondos buitre muestra lo perdido que está el Gobierno” continúa el eco carriotista.
Si existe la posibilidad de adjudicar a este gobierno un logro extraordinario, pues bien, que no se note... o "que parezca un accidente".