jueves, 15 de septiembre de 2011

Mentime que me gusta... (4 de 4)

Como decíamos en la segunda parte, un crimen suele ser presentado como un hecho sin historia y sin desarrollo en el futuro. Como un acontecimiento que aspira a tener alcances universales. Y a través de frases como “todos somos fulano” (muchas veces repetidas desde la buena voluntad como la mejor muestra de solidaridad) se crea el clima necesario para que el impacto aliente una onda expansiva de miedo que atraviese toda la sociedad. Es presentado como un hecho sin causa aparente, un producto del azar, pletórico de posibilidades para anexarle cualquier tipo de conclusiones, e incluso, de resultar necesario, para podarlo de relaciones contextuales y de consecuencias. 

Esta desvinculación de las relaciones causa-efecto, hacen que los hechos sean funcionales a cualquier interpretación interesada que tienda, a la medida de la conveniencia de turno, a desvirtuar una realidad incómoda. Reconozcamos que somos en general poco afectos a complejizar los análisis. 

Si yo, por ejemplo, les preguntara cuál es el motivo del levantamiento campero de 2008, no tengo dudas que a coro me responderían ¡LA RESOLUCION 125! Si revisamos los anales periodísticos, todo parecería indicar la corrección de la respuesta. Permítanme dudarlo, yo creo que el “conflicto con el campo” (como se gustaba titular) hubiese ocurrido igual, quizás con distinta intensidad, con o sin R-125. La revuelta estaba latente y ya se había preparado el terreno, a lo sumo la R-125 operó como oportuna excusa para dar un golpe al objetivo real: torcer el rumbo económico general. 

Partamos de la base que, después de la crisis de 2001, el sector agroexportador fue el primero en recuperarse, y que la reinstalación de las “retenciones” (Remes Lenicof, abril 2002) fue una herramienta fundamental para impulsar el desarrollo de otros sectores de la economía, más proclives a la ocupación de mano de obra. La reacción del ruralismo fue inmediata: ya por entonces se escuchó la amenaza: “Se está vislumbrando un paro, camionetazo o corte de ruta. Aún no se sabe qué, pero hay que adoptar una medida” (Dardo Chiesa, presidente de CARBAP). 



Retomemos el discurso de Miguens al que hice alusión en la primera parte (ACÁ). En agosto de 2007 (no existía la R-125) el presidente de la sociedad rural expone su concepción económica y su visión del rol del campo en la sociedad y la economía argentinas (es fundamental la lectura del documento, si les resulta pesado leerlo completo, al menos lean las partes resaltadas). 

Todo para fundamentar el sentido de las pretensión última de la Sociedad Rural: la total eliminación de las retenciones. Por supuesto que la continuidad del modelo representaba un fuerte escollo para este objetivo, y se avisoraba ya la posibilidad cierta de que Cristina sea elegida presidente. 

Hacía falta preparar el terreno demostrando que el enemigo era (en palabras de Miguens) “un liderazgo sin sustancia ética” capaz de someter al campo a cualquier arbitrariedad. Y de eso se ocuparía Clarín. 

A fines de 2007, el supuesto escándalo Skanska quedaba muy lejos en el tiempo, y, para colmo, la operación ya había sufrido los primeros reveses judiciales. Se inventa entonces la opereta de Antonini Wilson (no al azar, reunía elementos creíbles e identificables fácilmente con un hecho real de corrupción: valijas con dinero, aeropuerto y aduana, como en el caso Amira Yoma) que se lanza con enormes titulares, justo en simultáneo con el acto de lanzamiento de la candidatura de Cristina. 

La mesa estaba puesta, sólo faltaba Carrió aportando el postre (la altisonante denuncia fraude electoral) para que se extendiera el manto de sospecha sobre la legitimidad de Cristina. Para entonces cualquier acto de gobierno respecto “al campo” que no sea la eliminación total de las retenciones serviría de detonante suficiente para poner en marcha el mecanismo destituyente largamente planeado y preparado. ¿La fecha de la explosión? ¿Cuál podía ser mejor que el inicio de la Semana de la Memoria justo en el año que, encarnado en Martinez de Hoz, comenzaba a enjuiciarse a la complicidad civil durante la Dictadura? 

Así es mis amigos, si rascamos un poquito el barniz mediático, vemos que se extrapolaron los términos a tal punto que los premeditados agresores aparecieron como los agredidos, y que un gobierno legítimo se transformó en lo que el agresor necesitaba: un líder arbitrario sin sustancia ética. Atento a la fecha, es tentador afirmar que cualquier parecido con la construcción de las instancias previas a la invasión a Afganistán y a Irak, es mera casualidad. 

Y también como en el caso “guerra contra el terrorismo”, cuando se vuelve evidente el despliegue realizado en pos del objetivo, no se le puede venir a la gilada con nada que sea distinto a una contundente victoria, y rápido, a pesar que el objetivo buscado haya quedado lejos de ser alcanzado. 



Porque la “epopeya del campo”, obviamente, no podía culminar con la derogación de la R-125, y continuó por otros medios: la formación del gran entente opositor que tuvo su expresión en los que se llamaría el “Grupo A” en el Congreso. En términos tácticos el gran paro agropecuario con toma de rutas sólo representó una batalla. 

Las elecciones legislativas de medio término de 2009 representaban la oportunidad ideal para concretizar el anhelo de la alianza agromediática de ocupar un lugar de preponderancia en el ámbito político del Estado. Como no resultaba conveniente consolidar una expresión política unificada a través de un “Partido del Campo”, el radicalismo, el Pro, las vertientes peronistas transfugueadas durante la discusión de la 125, al Coalición Cívica, salieron a la pesca de estancieros y chacareros predispuestos a convertirse en legisladores nacionales. El resultado fue, en títulos de Clarín, La Nación y Perfil ampliamente consumidos (incluso por buena parte de la dirigencia peronista que empezó a pensar en buscar otros horizontes) “Una Contundente Derrota” del gobierno, que permitía impulsar la idea sobre la inminente culminación del proyecto nacional y popular encarnado por el kirchenrismo (el “fin de ciclo” de M. Grondona) y empezar a proyectar el comienzo del “post kirchnerismo”. ¿Fue tan así? Porque para que haya un derrotado, tiene que haber un ganador. Para el sistema democrático, el ganador es el que tiene más votos… y ese, en junio de 2009, fue el kirchnerismo. 

Miren este cuadro (ciertamente antojadizo, pero no inocente) del espectro político resultante de esas elecciones: 

Los cuadros tienen en cuenta el total de votantes.
En otros "sin clasificar" conviven votos blancos, nulos,
Pino Solanas y otras vertientes menores.

Con mucha, casi excesiva, buena voluntad y acercándome peligrosamente al mamarracho, para llegar a algo que numéricamente se parezca a un empate, no sólo tuve que meter en la misma bolsa a fuerzas, digamos, afines que ni siquiera fueron juntos (UCR+CC+PS+GEN+Aliados provinciales circunstanciales por un lado, todas las vertientes del Peornismo Federal (Reutemann, De La Sota, etc.)+PRO+partidos liberales y fascistoides varios por otro); sino que además, por dudosos y dada la incidencia que tuvieron ciertos liderazgos que estaban con una pata en cada lado (Vg. Busti), le resté al FPV la mitad de los votos en distritos como Entre Ríos y La Pampa y no les sumé los de partidos provinciales probadamente aliados (como los neuquinos y fueguinos). 

Ante la ausencia de un ganador, la afirmación “Derrota del oficialismo” sólo puede admitirse desde la perspectiva corporativa, no desde un conglomerado partidario político incapaz de erigir una alternativa real. Por aquellas épocas este burro (ante azoradas audiencias que dudaban si lo mío era sólo un brote o si era ya irremediablemente pelotudo) ya sostenía la inexistencia de la derrota, no por desconocer la evidente (pero circunstancial) merma del apoyo popular, sino por no visualizar que entre la diversa caterva opositora emergiera una figura capaz de encolumnar eficazmente los intereses del resto, ni nada permitía elucubrar el nacimiento de un liderazgo (personal –como lo construyó Menem a partir del 87- o colectivo –como el de la Alianza a partir del 97) que concite expectativas masificadas y ponga en riesgo la continuidad del kirchnerismo. 

El rápido reflejo de Nestor y Cristina de disparar hacia adelante profundizando el modelo, y la patética ineptitud de la mayoría opositora en el Congreso, se esforzaron en demostrar la corrección de razonamiento e hicieron posible que hoy el cuadro de situación variara sustancialmente. 



La última gran tergiversación de la que me ocuparé (por ahora), es la más reciente y su autoría corresponde al decadente Ricardo Alfonsín: las P.A.S.O. fueron una “encuesta” y nada dicen respecto a Octubre 

Debiera abstenerme de contradecir semejante absurdo porque proviene de un hombre que comparte con Marx (Groucho Marx) la idea de que “la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnostico falso y aplicar después los remedios equivocados”. Pero no puedo dejar de valorar el desesperado intento de volver a traer la política al terreno donde se permiten discutir hasta los axiomas más evidentes. 

Las PASO ni son una encuesta, ni expresan una tendencia, más allá de la formalidad, y teniendo en cuenta el elevadísimo índice de participación, representan una realidad objetiva en cuanto verificable y cuantificable: expresaron el porcentaje de adhesión explícita de sectores de la sociedad a candidatos y proyectos, y en muchos casos en varias provincias y municipios, deslindaron representatividad y legitimaron corrientes internas partidarias para competir en las elecciones generales. Claro que esta última faceta ha sido invisiblilizada por las trascendencia que los medios nacionales otorgaron a la carrera presidencial, o quizás, ex profeso, para no reconocer en toda su magnitud trascendencia del comicio. 

Ya vendrán, pos-23 de octubre, los discursos que pretendan desconocer, no sólo la legitimidad de quien detente la conducción política del Estado, sino también el valor político que tiene el apoyo popular a un modelo, a lo hora de tomar decisiones trascendentes, inevitablemente seguiremos enfrentando expresiones tales como tiranía, demagogia, stalinismo, etc. ¿Y qué?

Para terminar, quiero traer un aporte que hace el Profe Quesada (blog “Basta de Odio”) como comentario al primer capítulo de esta serie: “… no tengo problemas con la "subjetividad" siempre y cuando el marco desde el cual se lee la realidad esté explícito, porque de esa manera no hay engaño ni manipulación. Ahora bien ese marco puede ser doxa (opinión) o episteme (conocimiento fundado) y la trampa en el caso que denunciás es disfrazar de episteme algo que no lo es y dejó de serlo por la manipulación de categorías…”. 

En definitiva, valgan estos 4 capítulos de mero ejemplo del imperio de “las doxas” al que nos vemos sometidos, esas articulaciones discursivas interesadas que no dejan de ser meras usurpadoras del sitial de la verdad. 



Este viernes a las 23, el Pibe Peronista me invitó
a participar en "100 de Paleta", a partir de las 23,
 por FM La Boca. ¡Capaz también me dejen hablar!



6 comentarios:

Luis Quijote dijo...

Buen análisis.

Mucho no entendí, pero lo leí completito.
Me gustó el paralelo entre "Ricardito" y Groucho Marx. ¡Pobrecito!
¿Que dirán cuando el 23 de octubre vean 57,8%?
No sé nada de ciencia ficción. Jaja.

Ricardo dijo...

Aplauso, medalla y beso por la serie.

Respecto a la intentona destituyente, el otro día charlaba con un amigo y sostenía que, a pesar de que las condiciones objetivas sustentaban el golpe -fue eso, no jodamos- (los especuladores que pasan a apostar por los alimentos, la crisis financiera y el aumento de las commodities), se equivocaron feo y mal con respecto al timming y respecto al intento de golpe en sí. Si hubieran esperado e intentado luego, por la vía democrática, quizás hoy Macri hubiera estado ahí, haciendole fuerza a Cristina liderando un rejunte opositor junto al duhaldismo. Más de 12% hubiera sacado. Más aún considerando que podrían haber apelado al republicanismo (y la sarasa de la alternancia) sin que suene tan hipócrita. Sumarse a la estrategia corporativa y que Clarín fuera el líder de la oposición fue también parte de los groseros errores que cometieron.

Vamos a estar atentos a la radio el viernes.

Un abrazo.

profquesada dijo...

En el 2009 hubo algunas derrotas. En la Provincia de Buenos Aires, por ejemplo, la hubo, no fue aplastante ya que se trató de una diferencia de algo más de un punto porcentual entre De Narváez y nada menos que Néstor Kirchner. Y el propio Néstor con esa excepcionalidad que tenía se tragó la sorpresa y la bronca y salió a reconocerlo, se hizo cargo. Fue una derrota mas que nada simbólica que las operaciones mediáticas transformaron en catástrofe. Pero Néstor (y Cristina) sacaron las conclusiones correctas de ese tropiezo y 2 años después...De Narváez saco en las PASO la mitad de votos y Stolbizer la quinta parte. Cuando después de dos años se sigue hablando de la derrota del 2009 -ahora con nostalgia- por parte de esos mismos alcahuetes/as lameculos e incapaces que ni con un cohete en el culo son capaces de llegar a la mitad de la altura política de Néstor, te das cuenta que en esa distancia, ética, moral e ideológica está la explicación del fracaso catastrófico de la oposición. Creo que fueron las decisiones de Cristina, audaces, como la estatización de las AFJP y la AUH, junto con la persistencia de políticas que venían de antes, la unión comercial con Brasil, la apertura a China, los programas sociales, la inversión en infraestructura y el establecimiento de una política diferenciada con los distintos sectores de la producción incluido el campo, lo que explica que hoy Cristina sea electoralmente imbatible y la oposición de risa incluido el titiritero Magnetto. En cuanto a la intentona destituyente del 2008 en su pequeñez y mezquindad habría quizás funcionado -y pasado de las palabras y el clima a los hechos concomitantes- con un radical nunca con unos peronistas y guerreros de verdad como Néstor y Cristina. Vos podés hacerte el macho y gritarle al otro desde la vereda de enfrente o desde dentro de tu vuaturé, pero si el otro amaga cruzar o para el coche y abre la puerta, alli señor las tenés que tener bien puestas para bancarlo y agarrarte a las piñas si es lo que cuadra. Eso hicieron los Kirchner, doblaron la apuesta. Quieren piñas, pues habrá piñas y aquí va a quedar uno solo sobre el cuadrilátero, segundos afuera...Muy buena serie Don Rucio ya se lo he dicho y gracias por la generosa cita.

Pibe Peronista dijo...

Anmigo Rucio, esta saga póngala como material de consulta al un costado del blog, está muy buena!

Abrazo

Daniel dijo...

Impresionante la serie. Realmente, reveladora para cosas que después ves que tenías delante de las narices y por ahí no las advertís en toda su dimensión.
Hoy un cliente me dice;
-"Lo que quiero decir, es que ese mas del 50% son ignorantes".
Como suavizando las barbaridades antedichas.
-"Es decir que me estás diciendo a mi también, después que quisiste debatir y no te gustaron ciertos argumentos: ignorante".

El tipo solo se rió después.

Comandante Cansado dijo...

Buenas, llegué aquí a través de Ricardo, pinta bien, ya lo agregué al blogroll. Saludos.