domingo, 11 de septiembre de 2011

Mentime que me gusta... (2 de 4)

(antes sugiero, si no lo hicieron, leer la 1era. parte)

En una apretada síntesis del post anterior, podemos decir que partiendo de la hipótesis que existe una sola verdad constatable, al no poder ser cuestionada como tal, se plantea como metodología el descrédito de los parámetros objetivos que la hacen mensurable, y su sustitución por otros mas maleables y funcionales a los fines opositores.

Y en esto los argentinos somos precursores y campeones mundiales: inventamos la “sensación térmica” y desde ahí no paramos más. Un absurdo ¿alguien me puede decir de que manera se puede medir “la sensación” que cada uno de nosotros tiene de la temperatura, y en su caso, cómo se puede establecer un rasero de alcance universal? ¿Acaso alguno de Uds. no salió una mañana de pleno invierno emponchado hasta los ojos y lo recorrió un escalofrío por la espalda cuando se cruzó por la calle con una jovencita de minifalda y ombligo al aire? ¿Qué tiene que ver su sensación de la temperatura con la de la pendeja acalorada? Lo único objetivo es cuanto sube la línea de mercurio en el capilar, la sensación que en cada uno produce ese hecho, es individual y subjetiva. ¿o acaso vamos a creer que sufrimos igual los 5º bajo cero que un esquimal?

Y de la sensación térmica, a la "sensación de inseguridad" o la "percepción de la corrupción", no hay más que un paso.

Si yo vendo seguros contra robos, alarmas, diarios amarillistas o soy opositor al gobierno y me presentan estos datos que siguen, puedo estar seguro que mi emprendimiento, a la corta,  se encaminará a la bancarrota.


Son datos de la realidad, incontrastables, reconocidos mundialmente. No han logrado ser objetados en su veracidad. Pero para salvar nuestros negocios echamos manos a la “sensación de inseguridad” y todos felices. Ya deja de ser importante si en el país ocurran 5, 10 o 500 homicidios, sus causas y sus circunstancias, lo importante es convencer a “la gente” de que debe tener miedo a ser asesinada, secuestrada o violada y mutilada por incontrolables hordas de pigmeos en celo, que le puede pasar a cualquiera, que no salga a la calle, que se aterrorice y quede pegada al televisor alimentando su convicción de que “nos están matando como a moscas”. Fabricante de alarmas, rejas, cerrajeros, contentos; dueños de canales de TV satisfechos; “especialistas en seguridad” en un ambiente propicio para el apareo y la reproducción. Si a esto agregamos una policía dispuesta a administrar el delito, transformarse en estrellas de TV y/o comercializar datos de investigaciones; logramos matar tres pájaros de un tiro: 1) una sociedad medrosa dispuesta a aceptar cualquier salida autoritaria (es decir cambiar la libertad por la seguridad como predicaba el Rabino Bergamm), 2) explotando el lado morboso,  una fuente inagotable de minutos TV o centimetraje de diarios a módico precio, 3) un gobierno proclive a ser pateado en los tobillos permanentemente por no dar soluciones imposibles de dar a un problema con fuertes ribetes psicológicos.



Aclaremos el término, no niego la existencia de los homicidios, robos, violaciones o secuestros reales, lo que digo es que los parámetros objetivos demuestran que los mismos van en disminución, pero es imposible dar solución a un problema inexistente como el de la sensación de inseguridad, porque la misma no se asienta sobre la realidad sino en la manipulación que los medios de comunicación hacen de la cuestión de la seguridad. Recuerdo a un Ministro de Gobierno de Santa Fe diciendo una vez: en Rafaela la sensación de inseguridad pasa por el temor a ser secuestrado o asesinado. Jamás hubo un secuestro y el último homicidio doloso fue hace 10 años.

Una encuesta de Clarín, hace un par de años, fue la respuesta más eficiente a los funcionarios que trataban de explicar la disminución de la tasa de delitos. La inefable pregunta era “¿Ud. siente que la sensación de inseguridad ha aumentado?”. La opción por el SI fue abrumadora.

No hay dudas que los más proclives a sufrir la sensación de inseguridad, son los porteños y los bonaerenses. ¿Con qué cara pueden recibir esta estadística? Porque, por ejemplo, los tranquilos pueblerinos entrerrianos tendríamos más razones para estar paranoicos ¿no? ¿Será porque somos más proclives a desayunar con mate a que hacerlo con Clarín o La Nación? (Acá los diarios llegan más tarde)


Para reforzar la sensación, existen otros recursos más. Aparte de magnificar el hecho delictivo y colectivizar el significado de la amenaza que representa, se hecha mano a la técnica de invisibilizar sus causas profundas y las circunstancias particulares que rodean el hecho (cuyo conocimiento operaría como coto a la pretendida universalización del drama) e incluso, su resolución judicial. Tomo como ejemplo el asesinato del florista de Susana Gimenez que provocó una reacción en masa a favor de la pena de muerte de buena parte de la farándula local. Poco se habló después de que el asesinato respondió a una causa pasional (causa que de por sí excluye del peligro al resto de la sociedad) y que, por ende, la muerte se ubicaba en el conjunto de homicidios no vinculados a otro tipo de delitos, conjunto que engloba a las 2/3 partes de los casos en Argentina. Poco se habló después que los responsables fueron encontrados y el caso fue resuelto, como en la inmensa mayoría de los episodios policiales que obtuvieran en su momento sensacionalista repercusión mediática.

La generalización indiscriminada también tiene otras utilidades. La expresión “este gobierno es igual de corrupto que el de Menem” ha sido producto de un largo proceso de instalación. En realidad, es de relevancia secundaria parte de la frase “este gobierno”, la conclusión se aplicará a este o a cualquier otro según lo indique la conveniencia. En el fondo, el objetivo es la naturalización de la idea que el Estado es corrupto y corruptor, idea sembrada desde tiempos  inmemoriales por los sectores propietarios del  poder real que siempre vieron al Estado como una amenaza a sus privilegios.

La frase es hermana de “todos los políticos son corruptos”, tan arraigada que no deja ver la realidad de que para que exista un hecho de corrupción, normalmente debe haber dos partes. Por la del otro lado del mostrador (empresario, banquero, o incluso el que quiere zafar de una multa) parece que nadie se interesa.

Dado que la tarea de investigación periodística para demostrar un hecho de corruptela resulta dificultosa, agobiante, cuando no cara para el empresario de medios, la lógica del menor esfuerzo ha impulsado una solución abarcadora y de aplicación masiva que facilite la tarea: “la percepción de corrupción”, un parámetro subjetivo, fácilmente manipulable, que tiene por objeto invertir la carga de la prueba. Pero tan antojadizo y carente de objetividad como los anteriores.

La medición les es encomendada a ONGs integradas por miembros de reconocida trayectoria, solvencia moral e imparcialidad. Si, dale. La más conocida de esas organizaciones en nuestro medio es “Transparency International” que elabora anualmente un “Informe sobre el Barómetro Global de la Corrupción”. Sus representantes locales, auditoras de la corrupción del Estado, fueron nada más ni nada menos que María Eugenia Estenssoro, Norma Morandini y Poder Ciudadano. Objetividad e imparcialidad garantizada, JE!

Para que nos demos una idea de la sinrazón: en el informe 2007 (época en que casos como Skanka y Jaime marchaban a todo vapor) se titula el segundo capítulo “LA CORRUPCION EN ORGANISMOS CLAVE: PARTIDOS POLITICOS Y CUERPO LEGISLATIVO PERCIBIDOS COMO LOS MAS CORRUPTOS”. Excelente título para Clarín. De hecho lo fue. Y acá está el cuadro que así lo demuestra.

Pero tenga mano tallador… que estos son curreros pero no boludos. Si leemos con atención el cuadro, sabremos que se está hablando de “niveles de corrupción PERCIBIDA”. En otras palabras, y como se explica en el propio informe el cuadro se forma a partir de preguntar En qué medida diría Ud. que están afectados los siguientes sectores por la corrupción en este país?”. La misma encuesta contiene otras preguntas, realizadas en el mismo universo, no ya sobre lo que a uno le parece, sino a lo que efectivamente le pasó: “En los últimos 12 meses le solicitaron en algunas de las siguientes instituciones a Ud. o a algún miembro de su familia un soborno?”;  “En los últimos 12 meses, ¿Pagó Ud. o algún miembro de su hogar algún soborno de alguna manera a las siguientes instituciones?”;  “ Cuál fue el monto del último soborno pagado?. Sobre la base de estas preguntas se elabora otro cuadro, no ya de percepción sino de datos objetivos, con conclusiones bastante disímiles, que rara vez son noticia de tapa.

Cabe preguntarse ¿por qué entonces si la policía y el Poder Judicial son los más coimeros, seguidos por algunos sectores de la administración y las empresas privadas de servicios, se percibe como tal al Poder Político? ¿Será por la misma razón que lo que publican los diarios es la “percepción de corrupción” y no los datos concretos de corrupción? Como diría Capusotto: “para reflexionar…”.

El mismo informe nos cuenta que, si bien Argentina, objetivamente, se encuentra en el cuarto cuantil (de 5) que incluye a aquellos países en que sólo entre el 2% al 6% de los encuestados enfrentó una situación de soborno (escalón que comparte, por ejemplo, con “países serios” como Finlandia, Hong Kong, Irlanda, Portugal, Sudáfrica, España, Reino Unido, Estados Unidos); es uno de los países que más corrupta cree a su clase política y que menos cree que la situación pueda mejorar. Fíjense este “detalle”: si bien ocupamos el mismo escaño que Finlandia respecto a hechos de corrupción reales y constatados mediante la encuesta, según el mapa 2010 de “percepción de corrupción”, Finlandia se encuentra ranqueado entre los 5 con mejores índices (calif. 9.2 de 10=”altamente limpio”) y Argentina 105º (calif. 2.9). O los finlandeses son muy turros y la hacen muy bien, o acá comemos verdura. Cualquier coincidencia con la relación “índice de seguridad-sensación de inseguridad” es mera casualidad.

Volvemos a la hipótesis inicial, la mentira se retroalimenta. Propalamos que el poder político es por naturaleza corrupto, “la gente” nos cree y contesta las encuestas en ese sentido, sólo para que los mismos que propalamos la especie podamos decir, leyendo este tipo de informes, “vieron que era así como decíamos?” Casualmente, la misma mecánica aplicada por Clarín y Perfil para el tratamiento de los cables de Wikileaks, no?


Y vayamos metiendo pata porque, de lo prometido, todavía faltan la inflación, la cantinela del campo y los procesos electorales. Uh! ¡Y el riesgo país! Pero será en otra oportunidad.

6 comentarios:

Pibe Peronista dijo...

Agrego: y la tendinitis derivará en artrosis

Abrazo!

Residente. dijo...

Rucio. Creo qe ese tema (qe si bien existe como tal) esta magnificado. Los informativos tan lleno de policiales xq supuestamente dan rating (osea en en tanto tele-espectador son -no me incluyo en la seleccion - todos masoqistas xq avalan la carniceria televisada). Tambien, tiene un gancho comercial (por ej, "puertas pentagono", autos blindados, seg privada y seguros etcetera).

Pd. graciar por el dato qe me pasaste en totalping. Pude actualizar (usando el sitio, claro). Ya empezaba a crisparme ja.

Saludos Rucio

Daniel dijo...

Sabés lo que es ser comentarista de La Nación y levantarte cada día para colocar -sea cual fuera la noticia sobre el gobierno- varias veces; -"Este gobierno es más corrupto que el de Menem", sistemáticamente.
Luego vendrá el consabido y actualizado;
-"Y los ignorantes que lo votan muchos de ellos porque reciben una dávida..."; etc.
Es decir; los "simpatizantes" de esos medios -que estarían de para bienes con un gobierno tipo Proceso o con un Alsogaray al frente- reproducen la "idea-fuerza" (?) que tira el medio, y esto es llevado a la sociedad toda.

Está buena esta serie. Recordando el item 1 de ayer de tu serie, hice el post hoy del hijo de Alfonsín donde el tipo se manda una bruta pirueta con los números de la producción industrial y el desprevenido que lo escucha más o menos se puede creer que nos vamos a la mismísima mierda.

Adán De Ucea Queralt dijo...

Don burro, disculpe el cholulismo, pero esta serie es excelsa, sublime y demás...
Siga así! El futuro es tuyo! (Dedicatoria de maestro a fin de año)
Chau.

profquesada dijo...

Muy Bien Rucio, me has dejado anonadado lo mismo que la primera parte. Siendo un tema por demás complejo lo abordás con soltura y solidez. ¡Cojones! Este es un burro que se las trae con sus burradas.

solamente Pat dijo...

Excelente!.Que más puedo decir Sr Burro!El negocio de la seguridad crece cada vez más.Se vienen las cárceles privadas como en yanquilandia.Saludos.