Que quieren que les diga. Toda la vida me quedo con aquel “¿Qué quiere Ud. de mí?” de la Coca Sarli en “Carne”, que con el “Conmigo NO Barone” de la Beatriz Sarlo en 678.
Ambos escenarios fueron en apariencia similares, una patota aprovechándose de la pobre piba de barrio. Así lo vendieron al otro día La Nación y Clarín, no importaba cuantas veces hayan hecho agua los argumentos de la Sarlo, la transformaron en la heroína de la noche.
Bicha vieja (literal y figurativamente), supo aprovechar todos los resquicios que “prima facie” le presentó el clásico armado del programa. La inocencia, el vedetismo o la estructura mental de los panelistas no les permitió darse cuenta que hubiese sido mucho más provechoso correrse a un lado por un programa y dejar que Foster solito se encargara de desnudar la playita línea argumental de la Sarlo.
Arrancó victimizándose, y con esa ventaja, como una anguila en un tarro de vaselina, logró eludir cuantas veces quiso toda profundización de su análisis (como en el momento en que Foster intenta hacer transitar el debate sobre el rol los medios como propaladores del discurso del poder real), así como todo intento de increparla sobre los contextos de sus afirmaciones, dando la permanente imagen de estar parada en la nada, de ser una ascética analista que no permite que la realidad manche su objetividad. Hasta tuvo espacio para marcar la cancha desde la soberbia: Uds. no comprenden la realidad como yo, que se inglés y alemán, y por eso me permito acceder a la BBC y a diarios germanos.
Lejos de mi intención está seguir dándole manija a la Sarlo, por el contrario, quiero destacar que lo que a mí me dejó claro el programa en cuestión, es que meramente reproduce un discurso oficializado desde el poder, coloreando con suaves pinceladas de progresismo eurocéntrico y modernista un rancio conservadurismo ideológico. Dice la Sarlo asombrarse de la injerencia de las redes sociales, de la blogósfera y de la cibercomunicación. Parece reconocer su trascendencia como medios masivos, horizontales, democráticos y directos de expresión e intercambio de ideas, pero los desprecia a la hora de considerarlos fuentes de información para sus análisis. Para el caso, prefiere la data predigerida de los diarios. Reconoce que no analiza el movimiento español de “Los Indignados” sino a través de la óptica de los diarios españoles, ingleses y alemanes. No dialoga con los hombres y mujeres de la columna de “678 Facebook”, no los interroga de los porqué, no los indaga sobre sus razones, meramente los objetiviza y los piensa como un entomólogo analizaría el accionar colectivo en un sendero de hormigas. Quizás por eso, ni en su pasado de izquierda ni desde su nueva postura de derecha, jamás acierte en comprender los comportamientos políticos de su propio pueblo.
Todo lo que antes dije, no es más que una mera excusa para pedirles vean y escuchen el video del enlace de más abajo (entrevista a Galeano sobre Los Indigandos del 15M), y sepan entender porqué la Sarlo está donde está y Eduardo Galeano es quien es.
Cick para verlo en ciberculturalia,blogspot.com |
6 comentarios:
Gracias por el posteo, por la analogía (muy valiosa) y me voy a ver el video, o sea que gracias también por el video.
¡Me voy llenita de acá!
Saludos
El mejor post que leí de ésta tan manijeada cuestión.
Y si, "Volvé Coca"!
Je, sos un capo. Abrazo!
Ahora vemos el video.
Una cosita nomás sobre Sarlo: pensar que medios chiquitos o supuestamente progresistas pueden incidir igual que los grandes medios o el grupo Prisa, es de una inocentontez mayúscula.
Sería como decir que durante 2008 Página/12 era suficiente para pelear el sentido que bajaban de Clarín y TN.
Abrazo.
¡Muy buena nota Rucio!
Ojalá fuera una inocentontez, como dice Ricardo. Esa de equiparar la llegada de medios desiguales fue solo una de las inconsistencias que tuvieron los argumentos de Sarlo.
A mi me hicieron mucho más ruidos algunas construcciones que elaboró, tomando algunas reflexiones ya hechas y dándolas vuelta en forma tendenciosa de tal forma que sirvieran para argumenar a su favor. Las dos más notables fueron esa idea de "las elites engañan a la gente" y una malintencionada interpretación de la teoría de agenda-setting para decir "desde los años 60 (o 70, no sé qué dijo) que ya no se considera que los medios influyen considerablemente en la opinión del pueblo".
Ahora estoy ocupado -laburando =( -, pero más tarde me voy a extender un poquito en estos dos puntos, porque me parece que no son datos menores.
Sos capo rucio......ojala que salgas escrito alguna vez por que todo esto es de coleccion en papel....abrazo......
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