domingo, 10 de agosto de 2014

Famoseo, colonoscopias y guidosullerización de la intelectualidad.


El término “Famoseo” es un neologismo, un peyorativo poco habitual por estas tierras, es más común en España y asociado indefectiblemente con la farándula y al manoseo que de “los famosos” practican por personajes “mediáticos” en esos shows diseñados para el intrascendente (y barato) vedetismo de ocasión.


Su importación a título de aparente originalidad y la utilización con una acepción impropia en boca del pretendido intelectual argentino Martín Caparrós, sumido en ese artificial aire de distante suficiencia con el que gusta impostar, resulta más apropiado para caracterizar a su propalador, que a la situación a la que hacía referencia con su empleo. Actuaba molesto del “famoseo” que, en su inmodesta comprensión, rodeaba a la recuperación del Nieto de Estela de Carlotto. No es más importante que la aparición de los anteriores 113, aseveró criticando la amplia difusión, la repercusión y la algarabía que rodeaba el acontecimiento.  

Indudablemente, el falsete ideológico que sobreactuó el calvo autor de “El Hambre” (su último ensayo inspirado en una colonoscopía que le praticaran) en una maratón mediática, no apuntó en la dirección del simplismo humano de comprender que en cada caso particular de aparición, para cada familia afectada, ese hecho fue el más importante de todos los acaecidos en el proceso histórico de recuperación de identidad de los hijos de desaparecidos apropiados durante la dictadura. En cambio sí sonó a ninguneo.

Caparrós no es un simplote. Probablemente sea un minusválido moral, pero tal condición no inhabilita su comprensión de los procesos colectivos, ni de la asunción de liderazgos. Al contrario, entiende muy bien que Estela de Carlotto no es una luchadora más, sino que su perseverancia, su compromiso, su alta exposición la transformaron en un ícono reconocible dentro de la lucha, en una artífice protagónica en el tejido de solidaridades que movilizó a miles tras un objetivo, asumiéndolo en mayor o menor medida como propio. Al menos es así para quienes entendemos (erróneamente o no) que los liderazgos son vitales para el éxito de una causa. Seguramente, ese conjunto coincida con aquel otro integrado por los que empezábamos a temer que Estela corriera la misma suerte que tantas otras abuelas que partieron a reencontrarse con sus hijos, sin poder abrazar antes a sus nietos. Hubiese sido una maldita injusticia, no sólo por su alcance personal, sino como otro mal ejemplo tantas veces reiterado con los constructores de utopías: estar condenados a no verlas realizadas, a no gozar de ese merecido sentimiento egoísta de disfrutar personalmente de su concreción.  

Decía más arriba que el “famoseo” es una expresión española vinculada menos al cholulismo (al que aparece aludir Caparrós) que al papel que desempeñan aquellos que nosotros denominamos “mediáticos”, gozando de quince minutos de fama a costillas de otros que se ganaron por mérito propio una popularidad real. Por eso me permitía arriesgar que el uso del término hablaba más de Caparrós, que de la situación que pretendía analizar. Ha de ser muy feo pretender presentar un libro basado en la propia experiencia (la colonoscopía)  en medio de un clima festivo protagonizado por el reciente logro personal de un referente indiscutida de las luchas populares. Pobre Caparrós, en tales condiciones, el único recurso que la tiranía mediática le permitió utilizar para darle cierto brillo a su aparición autorreferencial, fue el de rebajarse a jugar el rol de un Guido Suller de la intelectualidad, y así también logró colar el anuncio de su miserabilidad decadente.  





6 comentarios:

Julia dijo...

además de famosearse, muchos se lanatizan y también se tinellizan, karma argento.
acá el ex compañerito de radio belgrado del superparlante dorio, hace un rato ( desde que pamplineaba) se ha lanatizado, quizás , si la soli le hecha el ojo, también se tinellice.

ram dijo...

No insista en minimizar lo importante, ¿qué es recuperar un nieto?, concretar una aspiración central de la vida de alguien? - real y positivamente, nada, si lo comparamos con una intervención al culo de una eminencia literaria, como caparrós. No es un culo cualquiera.
Sea serio...

Anónimo dijo...

¿Quién carajo es Caparrós? ¿a quién le ganó? ¿es escritor de libros? ¿quién se los compra? ¿cuantos vende? ¡No le den bola!

MiguelK dijo...

"Pamplinas". Despues que levantaron su blog del diario El país terminó con su soberbia intacta (o casi) en el programa de Chiche, con el graf "El hambre de Caparrós". Qué caída. O más bien, nunca diste para mucho más que esto.

Leandro dijo...

Hice el esfuerzo de mirar el vídeo y llegué hasta el minuto 1:40.
Disfruté de como le molesta a Caparros que le digan al aire que le metieron una cánula por el culo y que el que lo hizo fue un japonés. Ergo: clavé el "stop".
El resto del tiempo lo aproveché para leer la nota y mandar un saludo al autor del blog, después a poner el agua para tomar unos mates, después a buscar un pañuelito para limpiarme los mocos, después a echarme un meo, después a mirar por la ventana a ninguna parte ...
Y es que a esta altura de mi vida a la gente que me desagrada demasiado, la evito.

Enrique Valente dijo...

Ruccio, aun sabiendo que usted es un burro y lo demuestra, le aconsejo que aprenda a escribir. Cada vez se parece más, en todo sentido e inclusive en su belleza, a Dolina.