Plagiando al capusotoniano autor
fallido del himno nacional, Jaime de las Mercedes Cárdenas, “Forzado pero entra”
merecería ser titulado este articulejo de Osvaldo Pepe-pepepepe. El optó por
llamarlo “Los monstruos que acechan al kirchnerismo”,
manifestando su inspiración en un “breve texto” de Toni Negri sobre “el ‘monstruo político’ y la ‘eugenesia’, concepto
que alude a que si se es ‘bien nacido’ alguien será ‘bello y bueno’. Y que en
consecuencia, sólo aquel que es bueno y bello, eugenésicamente puro, está
legitimado para el mando”. De ahí pasa raudo a la caracterización de recurrentemente
paranoico, al gobierno “K”, por la
evidente costumbre de ver monstruos
imaginarios, “fuera de sí mismo” en todos lados “que acechan el modelo”.
Lástima que nunca el autor
menciona cuál es el “breve texto” de Toni Negri que lo inspira (en una práctica
que parece haberse vuelto habitual en el multimedios, eh Lanata?) para
facilitarnos la tarea interpretativa. De todos modos, sin el mínimo temor a
equivocarnos, podemos enmarcarlo en lo que se denomina teoría de la biopolítica
enunciada por Foucault y retomada por el italiano desde la óptica marxista.
Y desde aquí empiezan a aparecer
las claras divergencias entre el texto y espíritu de la nota, y el pensamiento
del autor citado. Cuando Negri habla de “monstruos”, no se refiere a individualizados
horrores imaginarios onda Mary Shelley, ni siquiera a arcanos terrores revividos
por sociedades secretas de “cuasihumanos” marginales (asociados a “lo
extranjero”), al estilo de H. P. Lovercraft. El monstruo de Negri es una realidad
palpable y concreta y caracteriza a aquellos que escapan a la normativización que imponen las clases dominantes. Para el italiano
“el monstruo es político: afirma la potencia
inmanente de la vida contra y más allá de los intentos de normalizarla y
controlarla según criterios normativos”… “lo que reconocemos como humano
resulta de una producción política, jurídica, epistémica, estética que tiene
lugar sobre el fondo de lo monstruoso.” (Yo sí cito: POLÍTICA DEL MONSTRUO – Gabriel Giorgi,
Universidad de Nueva York , Revista Iberoamericana, Vol LXXV, N° 227, abril-junio
de 2009). Desde esa concepción, partiendo de la base local de la hegemonía
cultural existente, de las clases dominantes y del contexto del capitalismo
globalizado, acá los únicos “monstruos”, en cuanto anomalías de lo impuesto,
son los gobiernos nacionales y populares
latinoamericanos, incluyendo al propio kirchnerismo, y no al revés.
Es decir, de arranque nomás, asoma
el mamarracho conceptual pepetiano (con perdón de la palabra): la categorización
monstruo-humano está invertida, y el monstruo no es un ser ficcional, sino una
realidad política.
La tercera inconsistencia, reside
en una ejemplificación a la que se caracteriza como “imaginaria” (insisto, sin
que jamás Negri aluda a lo ficcional). Menciona eufemísticamente al Golpe de
Estado de Paraguay, sin relacionarlo con el concepto de “eugenesia” que el
mismo autor menciona, que desde la perspectiva antes enunciada, resulta
perfectamente aplicable en tanto intento de eliminar una anomalía. A partir de
allí, lo inaudito sería que los restantes gobiernos que se salen del esquema
neoliberal, no se sintieran amenazados con correr igual suerte, al menos si son
conscientes que ellos integran la misma categoría de sujetos proclives a ser
víctimas de la misma “eugenesia normalizadora”. La similitud de las prácticas
desestabilizadoras que se verifican en el continente abonan este legítimo temor,
incluso lo hacen los recurrentes intentos (como el de Pepe) de establecer cortes, dibujando los procesos del
subcontinente como compartimentos estancos e insusceptibles de paralelismos.
El mecanismo de tergiversación
del autor, excede la referencia a Negri. La inversión de roles, se trastoca en
la inversión la interacción causa-efecto.
Desde las elecciones de noviembre el diario viene dedicando innumerables
espacios a incentivar la desconfianza en la relación cambiaria, con el evidente
objeto de forzar una nueva depreciación brutal de la moneda nacional. Tras una
fallida corrida a fines del año pasado,
la práctica desestabilizadora mutó a inflacionar los posibles efectos que en la
economía general podría producir el micromercado del dólar blue y en minar, con
burdos argumentos (como predecir una pesificación de los depósitos en razón de
que Cristina anunciara que transformaría sus ahorros de dólares a pesos), la
confianza en la bancarización de los ahorros en moneda extranjera, pretendiendo
“secar” las existencias disponibles que sustentan la actual cotización.
Sin embargo, Pepe menciona las
consecuencias de su accionar, pero desligando la acción inductiva que vienen
desarrollando el medio al que pertenece junto a otros coreutas del apocalipsis,
y concluyendo en el colmo de cinismo: “el
espejo empieza a devolver imágenes que refutan la lógica K y un sector de la
sociedad da muestras de empezar a no creerle al Gobierno sus permanentes
teorías conspirativas. En esta edición, por ejemplo, el periodista Ismael
Bermúdez nos cuenta que volvió a crecer la plata que los argentinos tienen
fuera del sistema”.
¿Acaso en un país donde la
impronta de dólar es tan poderosa, tratar
subrepticiamente de forzar su sobrevaluación (a contramano incluso de lo que
pasa en los mercados mundiales, donde viene siendo dejado de lado como moneda
de intercambio internacional, de transacciones bursátiles y de modo de ahorro)
no debe ser considerado una práctica extorsiva? ¿Podemos ser tan inocentes de independizar semejante zancadilla al
equilibrio económico financiero de un país una cuestión ajena y extraña a la
gobernabilidad?
Por supuesto que cualquier rapto
de soberbia autorreferencial que vincule el supuesto éxito del emprendimiento
dolarizador con el diario, desnudaría los propósitos que se niegan a manifestar.
Descontextuar, tergiversar, invertir, segmentar,
siguen siendo las sordinas que opacan el ruido que puede asustar a los peces
desprevenidos que aún están dispuestos a morder el anzuelo de sumarse a la
manada de adalides de la sagrada libertad de comprar y vender dólares cuando se
les canta. Felices humanos embrutecidos
por la lectura de Clarín, que se sienten en la soledad incomprendida de la
criatura de Frankenstein, sin darse cuenta que son seducidos a conformar la
turba perseguidora.
5 comentarios:
Maestro: el manantial del cuál surge la producción de Negri es más bien un albañal de aguas cuanto menos estancadas. El italiano, muy citado por los movimientistas horizontales, no hace más que refritar categorías super visitadas. Su interpretación de usted de la nota ¿opereta? de Pepe es acertada, la comparto. El mosntruo es siempre el mismo, aquel que espantaba a María Antonieta, el de mil cabezas. La potencia de la Plebe sublevada, debatiendo, discutiendo su futuro, asambleizándose. Haciendo política, bah.
Saludos !
Pepe rompé! O mejor, Pepe golpeá! Odvaldito, que monada
terrible la frase final: "humanos embrutecidos... conforman la turba perseguidora", y todo con las operaciones destituyentes de Pepe, y sus colegas como musas inspiradoras.
Un conservador es esencialmente un determinista.
Y es evidente que la "ocurrencia" de algún audaz que acceda a un cargo de fuerte decisión política es lo que mas inestables los pone.
Lo gracioso es que cuando ellos gobiernan la juegan de liberales.
Porque el liberalismo es una práctica por demás cínica escondida en un nombre que les queda grande.
Se han atribuido nada menos que "la libertad".
Obvio que la reconocen en su práctica que pretenden "natural". "De nacimiento" están en el mundo para usar esa libertad para hacer exactamente lo que se les canta.
Es decir; cagarse en quien sea con tal de avanzar en acumular la guita que puedan y en las condiciones que se les venga.
Y quién podría frenarlos en semejante empresa que "dice la naturaleza, es natural"?
Un monstruo "contra natura", que tomando las armas políticas se le va a anteponer.
A este tipo, Pepe, le queda grande de todas formas, pretenderse entendido en meter la cuchara en ese ámbito ideológico donde los que revientan toda libertad ajena se erigen como defensores de toda libertad. Es bastante rancio el tipo y arma su relato con cinta scoth.
Pero, a esta altura, creo que el público que los sigue, que tan bien caracterizás al final, no va por ningún análisis que los haga comprender de que van las cosas, sino por la carroña diaria que estos Pepes les tiran y se les ha hecho un alimento imprescindible.
Tienen los medios como para "embrutecer humanos", lo lastimoso es que los brutos dejan hacerlo, y si miramos bien son los que menos les falta.
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