domingo, 22 de julio de 2012

La otra mano de Dios


A Scioli, como a Reutemann y  a tantos otros, el Carlos de Anillaco, en un acto creador, le dio la mano que le faltaba para ingresar a la política.



En muchas cosas se parecen, el uno y el otro aparecieron en sus provincias para cobijar, y salvar de la extinción, a varios impresentables, pretender verles fibra peronista es como   creer que un chiguagua es un cachorro de galgo, sin embargo, pareciera un dato carente de relevancia alguna. En ambos casos, su visceral conservadurismo se encubre bajo la forma de gobernanzas contemporizadoras, no confrontativas, y la política, como herramienta transformadora, se ausentó desde temprano de sus discursos y sus acciones.
El dominio de la velocidad para nada parece para ellos una virtud trasvasable a la vida pública. Pero, indudablemente, los dos se cuidaron bien de no sacarse los trajes antiflama cuando accedieron a ella, o mejor, de cambiarlos por adecuadas coberturas mediáticas al mismo fin. La inundación de Santa Fe de la Veracruz en 2003 y la nunca explicada desaparición de los fondos para construir las defensas que la hubiesen evitado, el accionar mafioso de las incontroladas policías bravas de ambas provincias, la situación carcelaria de Buenos Aires, las horrorosas cuentas fiscales de ambos mandatos sobre las 2 provincias más ricas del país, hubiesen incinerado las pretensiones presidenciales de cualquier mortal, no las de ellos.



En cambio, se distinguen en otras. La Gran Esperanza Blanca para la era del posduhaldismo, dijo que vio algo que no le gustó,  y abandonó antes de la primer vuelta del 2003. Mimicha nunca dejó de recordárselo y la audacia nunca fue su fuerte como deportista. En cambio Scioli está siempre dispuesto a nadar (aunque sea contra la corriente) para llegar a buen puerto, y su no menos glamorosa esposa lo acompaña imaginándose en el mismo lugar que otrora ocupara Cristina, y quizás, con el tiempo, con el que ocupa ahora.
Durante el aciago 2008, Reutemann, tal vez arrepentido de su actitud timorata frente a la oportunidad del 2003, decidió por segunda vez en su vida desacatar la orden “1° Jones 2° Reutemann” (traducido en el criollo mandato “primero la patria, luego el movimiento, por último los hombres”), con igual resultado que en Jacarepaguá/81:   logró acceder al podio de los vencedores, pero se despidió definitivamente del campeonato. Scioli,  en cambio, vio la gran oportunidad de reforzar su imagen de “leal”, o al menos, de mostrar que también podía ser leal a los “K”, como antes lo fue a Menem y a Duhalde.


¿Se consolida entonces como la Gran Esperanza Manca para 2015? Basta leer Clarín para darse cuenta de que así es, aún a desmedro del proyecto “Argentina atendida por sus propios dueños” que encarnara Mauricio Macri. Después de todo, la experiencia relatada en “Una Leona de Dos Mundos”  (reeditada durante los 90 en Argentina) ya demostró que cualquier ser con sus costumbres corrompidas con la vida en un medio ambiente extraño y lealtades contra-natura, puede readaptarse fácilmente a su hábitat natural, reconociéndose como el depredador que nunca debió dejar de ser.
Pero Scioli siempre se promocionó como un “leal”… ¿pero leal a qué? ¿o acaso solemos confundir lealtad con conveniencia, o con oportunismo, o con “tiempismo”? No sé porque asocio a Scioli con una escena de “Mars Attack”, la película de Tim Burton. El General al que se le encomienda hacer el primer contacto con los marcianos va en jeep en medio del desierto. Llama a su esposo, y eufórico por la misión que se le encomendó, le dice algo así como: “viste querida, te dije que estando callado, iba a conseguir cosas importantes...”.



Si Scioli fuera leal al modelo, no implementaría una timorata política impositiva recesiva, no permitiría que la bonaerense se transformara en una especie de agencia paraestatal autónoma, no haría del endeudamiento una práctica constante, no pasaría a segundo plano los requerimientos salariales,  no intentaría un ajuste a la española, no privilegiaría entre sus gastos dilapidar fondos en propaganda paga a los mismos monopolios mediáticos que bombardean el proyecto nacional, confrontaría con los sectores de poder que ahogan el desarrollo del Estado provincial, es decir, su política se parecería en algo, al modelo nacional, y recibiría similares críticas. Sin embargo…
En ese contexto ¿es posible imaginarse a Scioli como continuador de este proyecto? Ya ni hablemos de “profundizar el modelo”. Es más, si es por dar bola a la marchita de “La Juan Domingo”, es ineludible concluir que establece una conexión directa Perón-Scioli: “La Juan Domingo es un grito de corazón, es un sentimiento que nos legó Perón”,   sin reconocer pertenencia alguna al proceso histórico del peronismo que se desarrolló en medio (o a alguna de sus etapas) como antecedente. Si no revelador, al menos, sugestivo para mentes retorcidas como la mía. La única otra definición que encontramos en la letra es “trabajar juntos por un país mejor”. Pero ni dentro de la marchita, ni por fuera (en la prédica de sus espadas), encontramos una definición de  lo que consideran “un país mejor”. Excepto, claro, en el pedigrí de los referentes adherentes. Así como su experiencia como motonauta nos podría indicar que sería un buen piloto para conducir la nave en las peores aguas, otras circunstancias son indicativas de que puede naufragar de un momento a otro, sin que sienta la obligación de hundirse con el barco (al menos la mayor parte de él).



Si alguna duda cabe sobre el futuro, la despeja Jorge Lanata, quien se esfuerza (a pesar de sí mismo e inmolando sus últimas convicciones en el altar del gordo salario), en pintar una semblanza simpática intitulada “Scioli, el resistente de la mirada perdida”, donde lo compara con el “Bartebly, el escribiente” de Melville, un personaje que, a pesar de todos los cambios y de los intentos de desalojarlo, siempre estaba en su lugar diciendo “preferiría no hacerlo”. Objetivamente, la metáfora de la permanencia desde una “resistencia pacífica” que logra es muy buena. Lanata nos recuerda a veces (muy de vez en cuando) por qué alguna vez alcanzó a tener el prestigio del que aún disfruta desde su cama de laureles marchitos.  Uno es más burdo, y se hubiese visto tentado a explicar la perdurabilidad sciolista desde la menos lograda imagen de “los soretes flotan”.
En fin, hay mucha tela para cortar… Pero no les conté en qué terminó la historia del General en “Mars Attack”…






5 comentarios:

Pibe Peronista dijo...

La puta, para que Scioli sea Bartleby tiene que volver a nacer, morir y resucitar como 300 veces, y ni así. Ese gordo es una lacra, un parásito impresentable. abrazo amigo!

Pibe Peronista dijo...

Agrego: Bartleby es resignado, vehemente y coherente. Scioli es oportunista, arrastrado y calculador.

ÑU 3 banderas dijo...

...¿son o se hacen?..., porque habrá K para todos los gustos, los habrá HDP o necios o canallas o ignorantes dando o lástima o asco o vergüenza ya sean como meros estafados o estafadores...;

acá la entrega y el vaciamiento tuvo a los K como participes necesarios, no jadamos...
y los entregadotres de los 90 (Daer, Cavallieri, W. Ocampo, Lingieri, Rodriguez, Lescano, Martinez y cia.) ahora son los cros. de la nueva CGT K...
y eso es tan insostenible como andar gritando fusiles y pelotas para la liberación arrodillados ante Monsanto, Gates y cia.;

... ayer era ante todas y todos, bueno... nada ¿no es cierto Daniel?..., el cro. candidato, el cro, gobernador, el cro. dirigente nacional y provincial..., y casi de la noche a la mañana es algo peor que un inútil incapaz...

Rucio dijo...

Hay que pegarle al chancho para saber quien es el dueño... en este caso fue para saber de quien es Ud. empleado, ÑU. Venía haciéndose el estrecho, pero al final derrapó.
Aparte de atrevido, lo de 3 banderas es porque "chirolitas", "Los Gordos de la CGT" y "el vaciamiento" son sus únicos 3 escuálidos argumentos, ¿no? Y encima anda por los blogs haciendo copy paste de la misma pedorrada. Muy lamentable lo suyo, es de lo peorcito que he visto en troll. Esmérese.

Daniel dijo...

Y la de Levinas diciendo que es un "fundamentalista de la coyuntura"?
Yo también me pasé horas de mi vida escuchándolo al pedo? (A Levinas, digo). Pero bah; su -"Yo no estoy ni con el oficialismo ni con la oposición" en algún lado tenía que terminar. Y terminó enn la oposición, lógico.
Pero no es cosa de hablar del verborrágico Levinas -últimamente muy al lado de Lanata- sino del mudo Scioli.
Tan mudo como el buenazo de Reutemann.
Gentes de pocas palabras pero de acciones, -como las aquí muy bien descriptas- terroríficas en su gestión.
Que le queda al kirchnerismo de la recorrida por sus gobernadores? Tan avanzado está? O tan atrás están ellos?
Tan atado a los grupos de poder se mueve este falso muchacho, gobernador de una provincia clave; donde hay todo por hacer?
Cómo vamos al 2015 con este muñeco en el medio del paisaje? Que terrible que es todo.
Espero salgan buenos conejos de la galera.
Mientras Cristina levante el faro, aún afuera de la contienda tendremos luz, pero en un país tan personalista, algún ñato tendremos que mandar al ruedo. Y Scioli, tiene un tocazo de voluntades en su mano. Vaya a saber si las puede conservar, claro.