De 20 a 21:30 caceroleo. Después, la novela.

Sí, es cierto, miles de “lagente” se movilizaron de manera ordenada, civilizada, cuidadosa de los espacios verdes. 

Desde dentro del país, reclamando por un presente lleno de privaciones, 

Puntaesteños indignados, según The Nation

o desde el amargo exilio, por un futuro de mayor libertad.

Gracias a la lucha, a pesar del miedo, lograron expresar sus inquietudes y críticas, por sobre todo, respetuosamente.

Fueron convocados a defender la libertad de expresión de Fontevecchia. Pero no todos estaban de acuerdo con la tapa infame. 

Fueron convocados por la Pando, pero no todos dicen añorar la dictadura, ni se reconocen como destituyentes.

Fueron convocados por Biondini. Pero no todos eran nazis, pero tampoco parecía que les molestara mucho caminar codo a codo, a su lado, por la misma causa

Münich 1923? NO. CABA anoche.

Fueron convocados a defender la venta libre del dólar, pero no todos se acordaban como terminó la joda de la convertibilidad en 2001.

Fueron convocados por la Bullrich, por Amadeo, por Aguad, por Pinedo, Pero no todos eran… eh… bueno, eso indefinible que ellos son.

Fueron convocados porque TN puede desaparecer y porque La Nación no sé qué, pero no todos son avezados lobistas mediáticos de intereses inconfesables, apenas si pretenden que pueden torcer la voluntad de una presidenta electo por “la otra mitad” para hacer exactamente lo contrario que ellos quieren que haga.  

Fueron convocados en contra de la Cadena Nacional a la hora “prime time”, pero no fueron los que prefieren mirar a Capusotto  y tampoco adhirieron aquellos a los que le anunciaron que ya podían tener casa, o que aumentó la AUH o su jubilación, ni los obreros de las fábricas inauguradas, ni los que ahora tienen agua y cloaca, ni los beneficiarios de otras pavadas que no les importa a nadie. 

Los “lagente” se ven a sí mismos como animales cívicos espontáneos, independientes, que no se dejan influenciar en sus decisiones libres ni adoptan actitudes masificadas.

 

Desoyeron a Lilita y llegaron a la Plaza de Mayo, les alcanzó para demostrar que tenían más convocatoria que Hugo Moyano. Y, a tiempo para llegar a ver la novela, se desmovilizaron raudamente.

Pero no alcanza para parir esa nueva república anhelada, no señores

Si rascamos un poquito, la heterogeneidad de los reclamos pone en serias dificultades a la oposición. Convocar a cacerolear bajo la consigna “cada cual elige su juego” no parece demasiado difícil, amontonar individualidades sin objetivo común se logra, pero es imposible articular todas las demandas en una propuesta política unificadora que, a la vez, no destroce los logros obtenidos para los millones de argentinos ajenos a la movida. Claro, a menos que algunos  hayan decidir abandonar la vía democrática en pos de la toma del Poder y pretendan lanzarse a una aventura ridícula montados en algunos intendentes y dos o tres gobernadores.  Alucinados hay en todos lados, aventura similar fue el efímero derrocamiento a Chávez en el 2002. 

La utopía duhaldista de juntar al que quiere a Videla con el que no lo quiere, para enfrentar a este modelo fue condenada al fracaso por el voto popular. También lo fue, aún más rotundamente, la permanente exacerbación confrontativa que alentó Carrió. 

¿Y los modelos de las derechas de afuera, a los que son tan afectos nuestros tilingos vernáculos? Bueno… esos no dan respuestas, y si las dan, no es algo que agradaría al opositor movilizado.

Ah sí… pero los barbáricos nazis represores somos nosotros.

Y, como decía al principio, miles de “lagente” se movilizaron de manera ordenada, civilizada, cuidadosa de los espacios verdes, y sobre todo respetuosa. Ya está? Después, la novela.