ACTO
I: Clarin dice que Paolo Rocca dijo que la política industrial había perdido el
rumbo desde 2008, que le preocupaba la competitividad porque los salarios eran
muy altos, y bla, bla.
ACTO
II: Ante la mínima crítica desde el gobierno, AEA (es decir Clarín y Techint)
salió a unir filas para respaldar los dichos del empresario,
en medio de un festival de tergiversaciones.
ACTO
III: Roca sale a decir que no dijo lo que Clarín dice que dijo, atribuyendo el
equívoco a: “Una periodista, que no logró acceder a la reunión, buscó
información sobre el contenido de la discusión con uno de los participantes, y
lo elaboró a su manera, sin ningún contacto conmigo o con alguien de nuestra organización.
Podemos tener diferencias de opiniones, pero no hacemos operaciones políticas (¿en
serio?) y creemos en el diálogo abierto y
transparente (JE! Hablame que soy
del campo…), en línea con lo que usted
misma expresó en ocasión de la Conferencia Industrial del año pasado.”
ACTO
IV: Cristina le responde a Rocca, anunciando que va a dar a publicidad el
intercambio de misivas, para desnudar la operación, responsabilizando a la
dirección del diario directamente, porque la nota del escándalo fue publicada sin firma. “Me siento en la obligación de comunicarle a usted que daré carácter
público a ambas cartas. Las suya y la mía. En la comprensión de que las
instituciones sean privadas -como la que usted preside- o públicas, como en mi
caso, como así también los más de 40 millones de argentinos, merecen tener
acceso a una información veraz y sobre todas las cosas: conocer los `modus
operandi´ de cierto monopolio -este sí de carácter ilegal- que aún subsiste en
nuestra querida Patria. Como Ud. habrá observado, la nota a la que yo hice
referencia públicamente -y que motivó la carta que Ud. me enviara- apareció en
el diario Clarín del 5 de septiembre del corriente, página 22. La misma carece de firma, por lo que hace
directamente responsable de lo publicado a la Dirección de dicho diario. Aclaro
esto para no caer en la tentación, fácil o cómplice, de creer que todo es
responsabilidad de algún periodista sin códigos".
ACTO
V: La clásica, Clarín descubierto se victimiza clamando por enésima vez “por el libre ejercicio del periodismo” ( en su versión de macanear a gusto y sin que
nadie lo replique). Se ofende con la Presidencia, pero por lo que dijo Rocca, y, de paso, se lava
las manos y tira debajo del camión a su empleada: “La periodista Silvia Naishtat, quien también es ingeniera, tiene una
larga y respetada trayectoria en Clarín y en otros medios argentinos. Está
especializada desde hace años en economía y mantiene una relación profesional
fluida con la primera línea de los empresarios argentinos. Fue la responsable de obtener la información que provocó la reacción
presidencial, y de editarla tal como se publicó en Clarín”.
Yo
no fuí! Fue ella! Que quede claro,
si alguien pensó en una demanda o en retirar publicidad, no nos culpen, fuimos
víctimas de una arpía.
No
es para sorprenderse que Magneto le suelte la mano a sus empleados. El “incidente
Negrópolis” le costó el cargo de Productor de Todo Noticias (Artear), a Juan
Pablo Romero, despedido por decir en tuiter una animalada que respetaba a pies
juntillas el pensamiento y la línea editorial del Grupo. La importancia de las
formas ¿vio? Como en el mensaje de Misión Imposible, “si alguno de sus hombres es atrapado, Clarín negará tener conocimiento
de sus actos… esta grabación se autodestruirá en 5 segundos”.
Una
práctica de mierda. Un diario es lo que es por lo que hacen y escriben sus
periodistas obedeciendo una “línea editorial” amasada a conveniencia de sus
propietarios y accionistas. El periodista “independiente” no es más que un
soldado de la fortuna, bajo la bandera de su conveniencia, pero carente de
iniciativa estratégica propia, está a las órdenes de un empresario que se lleva
la parte del león de los negocios, que lucra con las infidencias y
tergiversaciones elaboradas por una pluma dotada y más o menos creativa. Nadie investiga,
cita fuentes vagas, roba información o publica lo que el jefe no quiere.
Las
habas se cuecen en todos lados de la misma manera. Acá en Colón también. Cuando
la careta del mercenario se cae, queda agarrado del pincel.
Este
blog ha sido varias veces duro con Alberto Pierotti. En alguna oportunidad lo
he acusado de ser una persona afectada de una discapacidad moral severa, menos por tergiversar información para
disfrazar que era parte de una campaña de difamación, que por utilizar para eso
fotos de una persona discapacitada.
También
de montar una parodia lamentable sobre la inventada aparición de un fantasma, que
terminó involucrando a la policía local. En muchas ocasiones lo señalé, pero
nunca perdí de vista que “El Entre Ríos” siempre fue el beneficiado último de
esas maniobras. Su juego político oculto tras la apariencia de independencia de
criterios y republicanismo, fue funcional y complemento de una línea editorial
que ha transformado al diario conservador en el principal destinatario de la
publicidad oficial del Municipio de Colón, y a él mismo departir cenas en
lugares de privilegio.
La
saga del “fantasma del Barrio el Ombú”, apuntó al morbo popular para superar
una persistente caída de ventas. Ese ejercicio reñido con la ética de un oficio
le fue haciendo perder paulatinamente escrúpulos, desdibujando los límites de
lo permitido y lo prohibido. Muchas veces Pierotti se sumó al clamor de
que los delincuentes entraban por una puerta y salían por la otra, muchas veces
nos alertó sobre el accionar de los “amigos de lo ajeno” y acicateó esa fibra
sensible de la inseguridad.
Hoy
Pierotti es beneficiario directo de ese mismo garantismo que tanta veces
bastardeó para ganarse el aplauso de una audiencia paranoizada. Transita libremente
por las calles de Colón tras ser sorprendido el jueves pasado con las manos en
la masa, hurtando archivos de la Biblioteca Nacional, según unos, del Archivo
General de la Nación, según otras versiones. Un allanamiento policial
practicado en su vivienda dio cuenta de que no se trató de un desliz ocasional:
desde uniformes antiguos hasta documentación histórica incunable propiedad del
Estado Nacional, se amontonaban mezclados con “material pornográfico
comprometedor”. Triste destino el de los peones sacrificables que suelen
escribir sobre lo correcto y lo incorrecto y desde sus tribunas periodísticas
nos cuentan sobre el verdadero sentido de la moral y de los valores
republicanos.
Material secuestrado en el allanamiento. |
La
dirección del diario “El Entre Ríos”, en una edición dominical donde un
interlineado y un tamaño de letras mayores a los habituales daban clara cuenta
de la ausencia del trabajo de Pierotti, no se ocupó de reflejar el hecho, sólo
se limitó, tajante en su contratapa a dar cuenta del “cambio en nuestro equipo
de redacción”: “es nuestra obligación
hacer saber a nuestros lectores, a las publicaciones colegas, a nuestra
comunidad y a las comunidades hermanas de nuestra región que Alberto Pierotti
ha dejado de pertenecer al cuerpo de redacción de esta publicación”.
La
abundante publicidad oficial obtenida por las artes del historiador-periodista,
sigue presente, seguramente porque su obtención sigue siendo beneficiada con el
principio de inocencia.
Foto de la Mesa: Miriam Lambert (esposa del Intendente y Sec. de Acción Social), Roberto Romani (Sec. Cultura de la Pcia. de Entre Ríos), uno que no se quien es, Francisco Rodriguez (Sec. de Cultura de Colón), Alberto Pierotti y el Intendente Mariano Rebord. La ocasión fue la visita de Romani para delinear los festejos del 150° aniversario de Colón.
FUENTES (entre otras):
3 comentarios:
A la mierda, teléfono apra Pierotti, pocos pueden darse el lujo de tener su propio Magneto, lo felicito amigo Rucio!
Genial Rucio!!!!!!!!!!!! Que manera de "descaretar" a cierta gente...
Rucio El Entre Rios y el Observador también, me acuerdo en plena época de los desastres de Adami y Marso juntos, con Visca y Mascato juntos nada decía el que bien Observa. Tampoco sobre los asesinatos de drogas mezclados con la política local, como cuando el Entre Rios se callaba la boca cuando se hacia agua en la Plaza de la Madre en San José. Colón tiene un muy bajo nivel, pesimo, pedorro nivel periodistico, donde ademas la LT26 es otro gran negocio que factura y factura, siempre dependiendo de los que están de turno
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