domingo, 17 de junio de 2012

¿Cuánto te hicieron perder, calandraca?


No es ninguna novedad que, buena parte del periodismo argentino, abandonó hace ya bastante tiempo toda pretensión de objetividad. Los grandes medios se han transformado en meros traficantes de ideas, en apañadores de propósitos inconfesables y en un vil comercio propagandístico.

De ahí que su credibilidad como comunicadores viene en caída estrepitosa y constante. Aunque alguno, inmerecidamente, parezca haber logrado frenarla momentáneamente.



No sólo lo afirmo respecto a sus análisis políticos. Si un desprevenido capitalista creyera en que el serio periodismo argentino como una guía de sus inversiones, vería azorado como se le escapan posibilidades de grosas ganancias en cualquier terreno. La disociación entre la realidad económica y los augurios mediáticos resulta la más evidente y contundente prueba. 

La tan difundida comparación entre el rendimiento del ahorro en dólar con las inversiones bursátiles, el plazo fijo en pesos, o en inmuebles, entre otras, durante la última década, deprecian el valor de los comentaristas económicos y de los gurúes infalibles que heredamos de los 90. Sin embargo, pareciera ser que la santidad de sus palabras permanece incólume en la apreciación del circo mediático. 

El interés predominante ha dejado de ser el de informar para trasvestirse en la instauración de convenientes dogmas. La veracidad y la seriedad han sido sacrificadas en el altar del entretenimiento rentable. Es por eso que, salvando las estéticas y el formato, resulta tan difícil diferenciar la razón de ser de Periodismo Para Todos de la de ShowMatch, y es fácil discernir el objetivo de la búsqueda del escándalo artificial,  tan propio del discurso de Jorge Lanata como del de Jorge Rial. Ya no se busca la elevación del conocimiento y del intelecto del receptor por vía del análisis de los hechos, sino la mera explotación de su ignorancia y su sujeción, sea por vía de la utilización de su insatisfacción sexual o de una moralina banal que nada tiene que ver con la práctica social media, da igual.

Vender un dogma, humo o un producto, no hay diferencia. Si es necesario promocionar la Feria “Puro Diseño” de la Rural, es lícito enmascarar la propaganda como noticia e incluso presentar la producción de zapatos de mondongo como una novedad impactante, una explosión de creatividad (La Nación:  “O la propuesta de Visceral, el stand más original, que montó una carnicería de "las de antes" para exhibir sus zapatos, carteras y accesorios. La idea tenía que ver con el producto: hecho a base de mondongo de vaca curtido. La oferta del día: "zapato de mondongo". Hay chatitas por $ 400, botitas por $ 650 y cinturones y carteritas por $ 200. "Logramos transformar algo desagradable en un objeto de deseo", explicó Nahuel Correa, socio de Visceral, que junto con la diseñadora Lori Carini atendían con delantal y gorra de carnicero”). Tan lícito como omitir que ya hace años se reinició la producción calzados de ese material  o, incluso, omitir que fue una exportación histórica argentina a Europa, durante la primer mitad del S. XX, donde se vendían en casas de alta indumentaria bajo la glamorosa denominación de “zapatos de cuero de cóndor”.





Pero el ocultamiento de la propaganda, que convertiría a esta anécdota en nada más que un ejemplo de viveza criolla, se transforma en una práctica de terrorismo económico cuando se generaliza y tiene por objeto desalentar inversiones como método recurrente de frenar el desarrollo y de desestabilización económica. No es casual la permanente promoción del dólar como método de ahorro (a pesar de su escaso rendimiento financiero como tal). El dólar presentaba dos características interesantes: por un lado favorece la evasión fiscal, por otro (al ser guardados bajo el colchón), retrae fondos del mercado de pequeños capitales productivos.

La última estrella de magnitud del desenfado irresponsable mediático, fue el ataque a la estatización de la mayoría accionaria de YPF. Primero fue la nada inocente calificación de “confiscación” con la que se tildó a la operación. Después la descripción de la generación de un nefasto “clima de negocios” y de descrédito internacional del país frente a los inversores extranjeros. Se extiende La Nación respecto a este punto el 13/6: "Bla, bla... El tema de la nacionalización de YPF y las limitaciones de acceso al mercado cambiario hacen que la Argentina sea un país más riesgoso", dijo a LA NACION Verónica Améndola, analista senior de la calificadora y responsable del informe. Entre enero y mayo de 2012, Moody's bajó en seis ocasiones las calificaciones de empresas no financieras localizadas en la Argentina, lo que implica que deban pagar tasas más altas en una eventual emisión de títulos en el mercado de capitales. La mayor parte de estas bajas se dieron en empresas del sector energético: Pan American Energy, Petrobras Argentina e YPF, cuya calificación había sido rebajada en dos ocasiones durante los primeros cinco meses del año y sufrió una nueva rebaja ayer, hasta ubicarse en Caa1. En un comunicado de prensa, Moody's señaló que esta última baja, que fue acompañada por caídas cercanas al 8% en el precio de las acciones de la petrolera en las Bolsas de Buenos Aires y Nueva York, "refleja riesgo de liquidez ante una aceleración de la deuda de corto plazo" de la empresa, la misma que "tiene elevadas necesidades de moneda extranjera para atender sus vencimientos de deuda, que incrementan el riesgo de reestructuración... bla, bla, bla".

Es decir, un nefasto panorama que se cierne sobre la explotación petrolera estatal (y que se extiende amenazante sobre las empresas privadas en general). Cualquier inversor local que creyera en este augurio debería correr a ampararse en el dólar blue, brown, red o lo que le quieran vender para rellenar el colchón. 


Pero...

Ahora, si Ud. decidió no hacer caso a la advertencia e inmolarse en la Bolsa de Buenos Aires comprando algunas acciones de YPF, el día después se encontró con que el mexicano Carlitos Slim tampoco dio bola y lo imitó, alzándose con el 8,4% de las acciones, provocando un shock de confianza y elevando las cotizaciones en un 15% en Buenos Aires y en un 17% en Wall Street. Nada mal la ganancia por 3 días ¿no? Ud. seguramente mirará el próximo jueves pasar el caceroleo con una sonrisa desdeñosa a flor de labios y dirá, con un dejo de sorna, para sus adentros: "¡giles, sigan creyendo en el periodismo independiente…!"

El 54 y pico por ciento de los argentinos demostró en octubre que ya poco o nada inciden la prédica y los pronósticos de este tipo de “Tribunas de Doctrina” a la hora de tomar sus decisiones políticas. El día que los que la juntan con pala decidan imitarnos y destripar los colchones, estamos hechos. 




7 comentarios:

Adán De Ucea Queralt dijo...

Otra vez le afano pero ahora solamente enlazando sin acotar ni un rebuzno. Juro que no se convertirá en hábito.
Saludos.

Luis dijo...

Grosso, Ruccio. Usted la pone.

Daniel dijo...

Justamente escuché hace poco a un economista mexicano en la CNN predecir la peor noche para YPF después de la expropiación de Repsol. -"Difícilmente llegarán capitales allí, usted lo verá" le decía enfáticamente al periodista.

Unknown dijo...

En la dimensión descosida ninguna realidad te arruina un buen pronóstico de apocalipsis.

Bochy dijo...

Genial! Buenisssimo! Espectacular análisis! Lo comparto.

Pibe Peronista dijo...

Me vuelven loco los zapatos de mondongo! Rucio, un genio, gran post!

Unknown dijo...

Por eso un pájaro tan criollazo como el cóndor siempre me pareció tan feo, tenían el cuero hecho de mondongo, y, a mí el mondongo nunca me gustó.
¿Sabrán los que compraron los dólares a 6,50, que el rollo no pierde volúmen cuando se devalúa la cotización?¿Donde se los van a meter?
Un abrazo