Paro: convocantes y adherentes.

Por más que me esfuerzo, no puedo imaginarme al Gringo Tosco, o a Atilio López, recibiendo palmaditas en la espalda del presidente de la Sociedad Rural Argentina. Debe ser porque, como decía el Turco Abdala, “no se necesitan tener muchos conocimientos para saber que si te felicita la Sociedad Rural es porque te pasaste de bando”. 

 

Siempre supe que el saco que heredó de Germán, a Victor De Genaro le quedaba demasiado grande. Lo que ahora se esfuerza Pablo Micheli en demostrar, es que carece hasta de la coordinación psico motriz indispensable para calzárselo. Hoy está co-protagonizando un Paro Nacional fundando su postura en “el hambre” que sufren los trabajadores y las condiciones precarias de trabajo que soportan. Pero se moviliza con Hugo Moyano, con Julio Piumato y con los aeronáuticos, que reclaman porque sus representados ganan lo suficiente como para ser alcanzados por el impuesto a las ganancias y no lo quieren pagar. Es decir, no quieren aportar para que el Estado redistribuya entre los que todavía están excluidos.

Pero, aún más paradojal es convocar contra la tercerización y las condiciones inhumanas de trabajo junto al Momo Venegas, el paradigma de sindicalismo amarillo y de la traición a los intereses de clase. Ese que garantizó durante décadas que los peones rurales percibieran los sueldos más bajos de Argentina, que permanezcan en un 70% en negro y vivieran como en la edad media. Todo en sociedad con el empresariado más tradicionalmente explotador de la economía argentina, el Judas que acompañó el paro agrogarca desestabilizador y que defendió la idea feudal de excluir al Estado del control de las relaciones laborales del campo.

"Si hay un paro, hay un paro. Porque si después rezongamos, con que tenemos problemas en la Argentina, es porque hay que moverse un poquito” manifestó el infradotado con el mismo tono pontificador que, a un mes de haber ganado Cristina con el 55% de los votos, se atrevía a especular: "Este gobierno se confunde y cree que la votó a ella”. Nunca atinó a pensar que existen trabajadores que no rezongan, o que, aún rezongando, comprenden que si tenemos problemas en la Argentina, su causa no es este gobierno, sino aquellos sectores que aplauden entusiasmados (casi hasta el clímax orgásmico), el paro de hoy, desde la Sociedad Rural, hasta los monopolios mediáticos.

“Si hay un paro, hay un paro”, un axioma radiante, respaldado en los hechos por 5 colectivos urbanos destruídos, atestiguado en su veracidad por los aprietes que los muchachos de Luis Barrionuevo dispensaron a los empleados y dueños de bares de la Avda. de Mayo, por los vitreaux del Tortoni, por los miguelitos que regaban las calles y por las amenazas a los playeros de estaciones de servicios. Y por los piquetes garantizados por la izquierda que se regodea de clasista y antiburocrática,  acompañada por la entidad Patronal Federación Agraria Argentina, encargada de “parar a los camioneros que no quieren parar”, según palabras de su líder Eduardo Buzzi (el mismo que por seguir el juego de la Sociedad Rural y por desestabilizar al kirchnerismo, dejó en 2008 a sus representados pagando el mismo nivel de retenciones que Grobocopatel).

Tal vez esta noche, en TN, el canal obrerista, y en el gran diario clasista que ya no miente, nos conmoverá la noticia de que Melconián amplió las felicitaciones con que ya agasajó a Moyano, haciendo público el beneplácito que produjo a la clase dominante saber que Pablo Micheli es otro de los suyos… no como un igual ¡válgale Dios!, sino suyo en sentido de propiedad y funcionalidad. 

Menudo logro, tras más del 100 años de historia la Sociedad Rural podrá redimir el peso que en su memoria representan las matanzas de obreros de 1920-1921 en la Patagonia, y contará orgullosa en sus anales que, por una vez, marchó junto a los obreros y la izquierda revolucionaria para liberarnos de otra tiranía. ¿Cuánto falta para que integre la larga lista de organizaciones populares hermanas que adhieren a los actos del 1° de Mayo encabezados por Altamira?

Ya no hay Germanes Abadalas, hay Pablos Michelis. Ya no quedan Gallegos Sotos, hay que conformarse con Momos Venegas. Los Humbertos Volandos depreciaron en Bussis y De Angelis. Los Moyanos y los Barrionuevos manejan las batutas para vergüenza de los Toscos y Lópeces. Sólo los Pollos Sobreros y la izquierda trotskista siguen abrevando en la tradición de la huelga ferroviaria de 1950 y se mantienen fieles a su principio de subir al tren equivocado. No apoyaron el paro y movilización contra la dictadura del 30 de marzo de 1982, por "Paz-Pan-Trabajo", porque la convocaba la "burocrática" CGT de Ubaldini, hoy acompañan contentos la auspiciada por la SRA para preservar el puesto de alcahuete en Clarín del hermano de Altamira . 

En cambio, los que nunca se equivocan son los de la Sociedad Rural Argentina, da lo mismo un Martinez de Hoz que un Alchourron, un Miguens, un Biolcati o un Etchevehere, si hay que dar palos, mandar bala, lanzar besos o escribir adhesiones, así será, en su tiempo justo y en la medida apropiada. 

Es triste verlos confluir con el coherente curso de la SRA en nombre del pueblo.