Ayer
en la ciudad Balnearia de Mar del Plata arribó el único barco de tres palos,
con cofas, vergas y velas cuadras en todos ellos con que cuenta la Armada
Argentina, utilizado desde su botadura en 1963 como buque escuela, que actualmente
también cumple el rol de buque insignia de la Flota de Guerra. Su construcción
obedeció a la decisión política del 2do. Gobierno de Juan Domingo Perón, quien bautizó
el proyecto como “Eva Perón”.
Perón poniendo el primer remache de la quilla (12/11/53) |
La
autodenominada “Revolución Libertadora” que derrocara a Perón en 1955, se apropio de la continuidad del proyecto, pero lo rebautizo con el nombre de “Libertad”, fiel al
designio autoimpuesto de destruir todo vestigio y recuerdo del gobierno
justicialista, antagonizando el concepto con el de “tiranía” con el que gustaba
caracterizar la oposición al gobierno depuesto.
La
Armada Argentina se puede caracterizar como el elemento de las fuerzas armadas
de raigambre más reaccionaria por cargar sobre su historia crímenes
paradigmáticos tales como el bombardeo a Plaza de Mayo el 16 de junio de
1955, la masacre de Trelew el 22 de
agosto de 1972 y las aberraciones cometidas en de la funesta ESMA durante la
última dictadura militar.
Sin
embargo, el arribo de la Fragata a Mar del Plata se constituyó en una fiesta
popular, cuyos protagonistas fueron, ni más ni menos, que los mismos que se
identifican políticamente con las banderas de las víctimas de los sucesos
apuntados.
“Cristina
Montonera” rezaba un cartel portado por los cacerolos ayer, en alusión a la
juvenil militancia en “La Tendencia”, durante los 70, de la actual Jefa de
estado. Una paradoja… o no.
Los
mismos cacerolos hace seis meses portaban pancartas reclamando “devuelvan el
país”. Un poco más acá en el tiempo, cuando los Fondos Buitres lograron
estacionar con un embargo la nave en un puerto ghanés, en medio de una intensa metralla de disparates lanzadas desde la oposición mediática y política, se sentían movilizados
por la consigna “devolvé la fragata” ante la declaración de Cristina que
desafiaba a que (si podían) se queden con la fragata, pero que nunca se iban a
quedar con la dignidad y con la libertad de nuestro pueblo mientras ellas sea
presidenta.
Cristina
logró mediante la diplomacia y los reclamos judiciales ante el Tribunal del
Mar, devolver la fragata a un puerto argentino. Pero no se puede conformar a
todo el mundo, decía ayer desde Mar del Plata… no parece tener ninguna
intención de devolver el país agroexportador-especulador-de
privilegios-expoliado por los mercados financieros internacionales-dominado por
los mercaderes del templo de la verdad que se pretende el pseudo periodismo
independiente… no, a ese país parece no querer devolverlo.
Aunque,
tampoco les devolvió a ellos la fragata… ellos no quisieron recibirla. Pues
bien, ahora parece que La Fragata también es nuestra. Ellos (desde la derecha neoliberal anglófila hasta
la paleoizquierda funcionalmente neoliberal) parecen no interesarse ya por el
concepto de Patria o sus símbolos… que cosa (otra paradoja), los mismos
conceptos y símbolos bajo los que se apañaron para perpetrar golpes y
genocidios durante las dictaduras,
incluso mientras duraron aprestos golpistas como el agrogarcazo del 2008 o la
embestida cacerola de 2012.
Pareciera
ser que los peronistas o kirchneristas o nac&pop (o todo junto), tantas
veces bardeados por “dividir a los argentinos” ahora apostarían a recuperar
ciertos símbolos, no para una estrecha elite, sino para el conjunto del pueblo,
resignificándolos en lugar de desecharlos porque con anterioridad habían sido
apropiados por otros. El día de los 2 actos (el del campo en el Monumento de
los Españoles, el nuestro en frente al Congreso) sentí por primera vez que el
“oh juremos con gloria morir” era un desafío lanzado por miles de voces
decididas, no un mero adorno de actos protocolares. Ese día, en un momento
sumamente difícil, el himno fue resignificado. El 25 de Mayo de 2010, desde los
medios de comunicación masiva se desalentaba la participación en los actos del
bicentenario. La impresionante concurrencia resignificó, ese día, el valor de
la gesta independentista como un logro popular. El 9 de diciembre pasado, la
oposición preocupada por los supuestos riesgos en que estaba inmersa la
republica, optó por no asistir a los festejos por los 29 años de la democracia.
Otra vez, la impresionante concurrencia, resignificó la democracia como
instrumento de transformación al servicio de las mayorías.
Ayer,
durante la llegada de La Fragata, sentí algo parecido. Cristina no sólo se la
había arrancado a los Fondos Buitres, transformó un buque para la instrucción
final de promociones de marinos en un símbolo de una política exterior que
pretende librarse de las extorsiones de los centros especulativos-financieros
internacionales. Pasó a ser un símbolo de un país y de un pueblo que no quiere
dejarse avasallar y es capaz de apropiarse de cada centímetro cuadrado de su
territorio y de sus íconos, no ya en nombre de una mera iconografía
patrioterística vacía de contenido y divorciada de los sentires populares, sino
como modo de construir una nueva identidad soberana.
No
caben las ingenuidades. Cuando la revolución fusiladora impuso el nombre de
“Libertad” (Decreto Nº 7.922, del 27 de abril de 1956) al proyecto de la
fragata, no lo hizo en homenaje a la soberanía nacional, ni a la independencia
de toda potencia extranjera, ni a la autonomía de la voluntad del hombre. Su
contenido ideológico y sus acciones represivas y proscriptivas demostraron con
demasiada fehaciencia que estaban preocupados en idolatrar la libertad del
zorro en el gallinero, la libertad del poderoso de enriquecerse mediante la
explotación y la libertad del pobre de optar por asumir la esclavitud o morir
de hambre.
Hoy
“Libertad” se resignifica. Podemos, con todo derecho a reivindicar la historia,
reclamar un rebautizo: “Evita” o “Eva Perón”, sería lo justo. Pero es cierto
que, con Cristina dándole la bienvenida bajo la consigna “Patria sí, colonia no”,
“Libertad” ya no quiere decir lo mismo.
7 comentarios:
No, Rucio, el rebautizo sería un error, esta Libertad ya no es la de rojas.
Sí cabría, y realmente desearía que se de, un nuevo barco que lleve el nombre de Eva (Evita me gustaría más), otra fragata, moderna, infestada de misiles, es decir de combate, que la doña no era precisamente una maestra pacífica y sencilla.
En el mundo hay excedentes muchos barcos así, acá hay capacidad de reciclar a nuevo - de paso, es probable que algunos de los millones de esa deuda que NO corresponde "honrar" sirvan para reequipar a la Armada y hacer coincidir una bandera de ellos con otras propias. Esa "nueva" Eva no quedaría desprovista de sentido histórico.
Che, y cuándo "devolvemos el país", eh? El tema es "a quíén".
Abrazo
Me permito corregirlo, compañero, la Argentina, y por lo tanto su armada, cuenta con dos navíos de tres mástiles para velas cuadras, ademas de uno con tres mástiles pero de menor porte y solo dos de velas cuadras, son ellos repectivamente los ARA Libertad, ARA Sarmiento y ARA Uruguay, fragatas los dos primeros y corbeta el último. Los tres están a flote y posiblemente en condiciones de navegar, luego de las correspondientes inspecciones y puestas a punto.
Nunca menos y abrazos
Es verdad Norberto, se me pasó ese detalle no menor, que no esté navegando la sarmiento no significa que no exista más.
Coincido con los comentaristas, sin embargo, eso no obsta para aplaudir calurosamente este brillante post. Coincido plenamente en el análisis y en el sentimiento.
Solo agregaría que además de ser la fuerza más comprometida con la represión es la que comparativamente tiene más oligarcas y descendientes en sus filas, sólo la supera la rama de caballería del EA. De modo que el mapa es muy complejo, sin duda la política militar de los Kirchner ha sido correcta y ha ampliado el espacio para unas FA consubstanciadas con los valores de la democracia y el profesionalismo, sin embargo, el que se ha quemado con leche ve una vaca y llora y yo personalmente sigo muy atento a los pequeños detalles. El affaire de la fragata mostró uno de ellos no tan pequeño. Abrazo.
Yo también pienso, muchas veces, que es totalmente necesario para la defensa de nuestro territorio (marítimo y continental), de los recursos que hay en ellos y de los argentinos que los habitamos, contar con unas fuerzas armadas que tengan un armamento importante y actualizado al mundo de hoy. Pero para dar ese paso es necesario antes tener la certeza de que a quienes les confiemos las armas, no las vuelvan a usar en contra de los intereses del pueblo de la Nación Argentina y del propio pueblo argentino (como ha sucedido, desgraciadamente en varias oportunidades a lo largo de nuestra historia). Esa última tarea ha sido emprendida ,en parte, durante estos casi 10 años de kirchnerismo pero es muy incipiente y necesita que sea continuada como una política de Estado : los militares deben sentirse parte del pueblo, deben ser como el ejército de San Martín, de Belgrano, de Rosas y como los militares que se mantuvieron leales a Perón. No creo que sea algo imposible, aunque sí difícil y a largo plazo pero, como la batalla por la ley de medios, es algo que debe hacerse porque los saqueos y las violaciones y torturas que hace una década fueron perpetrados por la OTAN y sus secuaces, hoy se repiten en Libia, Siria y otros países y mañana quién sabe por donde seguirán.
Creo que algo que los integraría más al resto de la sociedad, a la no castrense quiero decir, es que hagan el primario y el secundario (y los que quieran seguir un terciario o universitario) en escuelas, institutos y universidades en las que vaya el común de las personas, en vez de formarse en instituciones en las cuales se los haga sentir un sector aparte de la sociedad, un sector no consustanciado con los valores democráticos (liceos militares). Y que después sí se formen en el entrenamiento y la disciplina que implica ser un soldado, sea en la Armada, en la Aviación o en el Ejército. Y dentro de las instituciones que son propias de las FFAA, que se hagan ejercicios conjuntos con los ejércitos de países del Mercosur (o con alguno que no esté formateado por los yankees), que participen en nuestro país en la reconstrucción de zonas afectadas por fenómenos climáticos, que ayuden a las poblaciones afectadas, etc. Hay que hacerlos sentirse parte del proyecto nacional, y hay que hacer que muchos argentinos y argentinas con vocación militar provenientes de las clases sociales baja y media sean el grueso de los que conformen esas fuerzas armadas, a la vez que hay que aislar a los elementos oligarquicos y cipayos. Otra cosa muy importante sería el desarrollo de un complejo industrial militar del que formasen parte las fuerzas armadas de los países miembros del Mercosur, así como técnicos, científicos y funcionarios civiles, para tener autonomía en materia de armamento y no depender del material en desuso que descartan las potencias militares.
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