Evo Morales varado en una Europa
huele a naftalina colonialista, añora su pasado de gloria y cada tanto lo
manifiesta con una soberbia para nada justificada. Obligada en medio de la
crisis a rendir pleistesía a su ultrajador, quizás entienda que la conservación
de su dignidad dependa de la estricta aplicación de la ley del gallinero. Lo
que le sucedió a Evo es sintomático.
Durante
un lustro, a partir del 2001, el espacio aéreo europeo se superpobló con la
presencia de 1.245 vuelos operados por la CIA portando supuestos terroristas
secuestrados del medio oriente, el extremo oriente o, directamente, de la
propia Europa, con destino a Guantánamo o cárceles y centros de tortura
clandestinos en Polonia o Rumania.
El
número fue estimado en 2007 por la Comisión Temporal del Parlamento Europeo,
constituida a efectos de investigar esos sucesos de clara violación a DDHH
realizados con anuencia de los gobiernos europeos de todo signo, calaña y
color. A pesar de la contundencia de los resultados de la investigación (y los
múltiples escollos que debió superar para llevarla adelante, descriptos por el
presidente de la Comisión de Asuntos Jurídicos del Consejo de Europa, Dick
Marty, en esta nota de
la Red Voltaire *), el caso de Italia que juzga y condena en
ausencia a 23 agentes de la CIA por el secuestro en Egipto del Imán Hassan
Mustafa Osama Nasr, fue la única y aislada reivindicación de la dignidad de un
continente. En España, en cambio, el cruce de acusaciones que se dio entre el
PP y el PSOE, terminó cajoneado de común acuerdo, en el resto de los Estados de
la Eurozona ni siquiera se abrió el debate al respecto, o no pasó del estadio
de pirotecnia electoral.
La
vieja Europa recuperó su carácter esquizoide, así como en la antigüedad creaba
en Atenas la democracia y a pocos kilómetros se practicaba la eugenesia desde
las cúspides del Taigeto. El Habeas Corpus y la Bill of Rights florecieron en
el mismo territorio desde donde partió el gobernadores Lord Litton, quien para
preservar el negocio del té y el algodón de la India, dejara morir a más de 30 millones
a fines del S XIX. La misma nación donde
se declararan los “Derechos del Hombre y del Ciudadano” fue la inventora de la
desaparición forzada de personas como método del Terrorismo de Estado.
Esa
Europa hipócrita, que se reivindica como cuna de la civilización, vio como sus
cielos eran atravesados por víctimas del terrorismo norteamericano sin escandalizarse,
pero presta solícita su aparato judicial para legitimar la persecución de
Julian Assange, el mismo que a través de wikileaks diera a conocer al mundo la
vergonzante afrenta de los cables de las embajadas y los criminales pormenores
de las intervenciones a Irak y Afganistan.
Evo
Morales fue víctima de la misma cínica actitud. Que los europeos se
beneficiaran directamente con las revelaciones del ex empleado de la CIA Edward
Snowden, y que ello disparara un escándalo internacional de proporciones
bíblicas, no es óbice para que los gobiernos de la comunidad prefieran
solidarizarse con socio dominante, perseguir al denunciante, y de paso, dar
muestras inequívocas que, en su
disposición a la servidumbre, son capaces de quebrantar cualquier regla de la
inmunidad que asiste a los Jefes de Estado en su paso por el extranjero. No
detuvieron ninguno de los dos mil vuelos de la CIA, sí son capaces de negar el
paso en su espacio aéreo a un presidente latinoamericano en base a un rumor.
Que
desde la boca del presidente norteamericano en persona salgan expresiones tales
como que dará explicaciones, pero sólo después que realice una investigación
interna a fondo, o que directamente justifique el espionaje a sus aliados,
insultando la inteligencia, diciendo "creo que deberíamos dejar claro que
todos los servicios de inteligencia, no sólo los nuestros (...) tienen una
tarea: intentan comprender el mundo mejor y qué está sucediendo en las
capitales del mundo a partir de fuentes que no están disponibles a través del
'New York Times' o NBC News, que están buscando información adicional más allá
de lo que es accesible a través de fuentes abiertas", parecen ser
resortes que, en vez de disparar el repudio, inspiran la aplicación de una ley
del gallinero concebida desde la concepción colonialista.
La
misma percepción transmite ese mundejo del periodismo “serio”. The New York
Time descalifica la situación planteada por el espionaje americano como “El Melodrama de los Europeos”, argumentando absurdamente que
la actividad desplegada es perfectamente lícita, ya que la ley norteamericana
sólo les prohíbe a sus agentes de inteligencia espiar a ciudadanos
norteamericanos, no a funcionarios europeos. A su vez, ninguneando la
consecuencia aberrante del virtual secuestro del Presidente Boliviano, el
español “El Mundo” resalta
que la reacción en Latinoamérica se produce por “los viejos resentimientos hacia el viejo continente’ que ‘no tardaron en aflorar”, o adjudican
respuestas regionales a “su
postura hostil hacia los países desarrollados”, sin comprender que
básicamente se trata, ni más ni menos, que un reacción común plenamente
respaldada en el Derecho Internacional y una exigencia del debido respeto que
merecen la dignidad de los pueblos y la soberanía de los gobiernos.
El
viejo continente (a pesar de su crisis) no asume su decadencia, ni la pérdida
de su condición de metrópolis colonial que ostentaran sus Estados. Cacheteada
por la soberbia norteamericana, se sumisa esmera en poner cuantas veces sea
necesario la otra mejilla, y pretende mostrar a sus pueblos una falsa fortaleza,
disfrazando su impotente decrepitud con agravios prepotentes y ofensivos. Pobre
Europa… da pena.
3 comentarios:
Muy bueno, Rucio, países que hicieron su riqueza mediante la trata de esclavos, el exterminio de los pueblos originarios, la apropuación de tierras y riquezas ocn las cuales se implantó el sistema capitalista. Se acostumbraron a hacernos pagar sus crisis. En este nuevo panorama y por la unión de esta región que aprendió a los golpes los costos de la dependencia. muestran la hilacha los países que atropellaron nuestra dignidad y soberanía en la persona de Evo Morales. No dejo de pensar en el Banco del Sur, en las normativas que nos hemos dado, en los intentos de perforar la unión de nuestros países.
Abrazo
La actitud rastrera y traicionera de los fundidos europeos no es más que su alcahueta respuesta a las exigencias del país grandote del norte, ése que hace rato dejó de ser un "gran país".
Para colmo, en nuestra propia tierra abundan los cipayos que le hacen el caldo gordo y aborrecen la causa latinoamericana, a la Patria Grande, capitaneados por los dos pasquines indignos y su cadena de basura.
Decidámonos a boicotear todas las expresiones "culturales" de los que juegan a la guerra con joysticks matando gente de verdad. No llenemos los cines para ver sus tanques de basura en 3D contaminando desde pequeños las mentes de nuestros pibes.
Sólo están en condiciones de enseñar que todo se obtiene con prepotencia y violencia.
Demostremos que tenemos dignidad.
Saludos
Muy bueno Rucio, el viejo rencor de la Europa colonizadora y genocida que asesino a millones de nativos desde 1492 en adelante, en nombre de la "civilización" ahora se resiente con una América Latina que se ve en mejor posición económica y política de la que están ellos. Entonces hacen lo que siempre hicieron durante todo el siglo XX, depender del hijo mas rico de Inglaterra y que supero a su padre en piratería, ambición, despotismo y en ambición, aquel que los sometió a la deuda eterna con el Plan Marshall. No les queda otra si quieren sobrevivir, porque ahora que no pueden saquear por estos lares, dependen del amamantamiento yanqui.
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