Ok. Hablemos de fraude. Según el
diccionario de la RAU: (Del lat. fraus, fraudis), acción contraria a la verdad
y a la rectitud, que perjudica a la persona contra quien se comete.
Fraude, entonces, es venderte como
renovador al electorado, adjudicarte ser lo nuevo, y rodearte de lo peor y más despreciado de la
vieja política: los tránsfugas como Alberto Fernandez y Felipe Solá, los
violentos como Luis Barrionuevo y Jesús Cariglino, los representantes de las corporaciones como
el Vasco Demendiguren y Mirta Tundis.
Fraude es negar tus aliados para
ocultar tu ideología, es esconder bajo la alfombra un acuerdo con Mauricio
Macri, es esconder el compromiso con la Sociedad Rural, con los mercaderes de
la inseguridad o con los especuladores inmobiliarios.
Fraude es pretenderse continuador de
“solo lo bueno” de un modelo, y tener como principal asesor económico a un
ícono de las políticas neoliberales. Fraude es pretender olvidar que Martín
Redrado es un admirador confeso de Domingo Cavallo, al que calificó en pleno
2001 como el economista más capaz y creativo de la Argentina por haber
negociado el ruinoso megacanje de deuda y por “insuflar confianza” a la convertibilidad
con un blindaje que, a meses, desbarrancaría en el corralito.
Fraude es llamarse a silencio o
enojarse cuando te piden definiciones, es ampararse en el al protector microclima
mediático para evitar mentir de frente o confesar intenciones que producirían
estampidas de electores conscientes.
Fraude en oponerse a la reelección y
a la reforma constitucional, a la vez que se reforma la carta orgánica del
propio partido para lograr la renovación de fueros que permitan seguir
eludiendo a la justicia.
Fraude es prometer unir a los
argentinos, proviniendo de partidos que, si alguna vez lo logró, fue para que repudien
unánimemente el gobierno que conducían haciendo gala de ineptitud y de inoperancia.
Es hablar de paz después de, en su turno, reprimir salvajemente las
manifestaciones de aquellos que habían desamparado.
Fraude es negar e impugnar sistemáticamente
la realidad, mientras que en el fuero interno anida la más feroz envidia porque
otros lograron los que ellos nunca podrán, porque jamás se atreverán a romper
las cadenas que los unen a los poderosos.
Fraude es contentarse desgarrarse
las vestiduras por los pobres y los desamparados, después de denigrar a los
votantes de “baja calidad” y estigmatizar a las mayorías que los conocen y,
consecuentes, les dan la espalda.
Fraude es rehuír al debate
cobardemente, es pretender hacer callar mediante denuncias (sea porque usa la
cadena nacional o porque participa de actos de su partido, o porque inaugura
obras) a una Presidenta a la que continuamente agreden y descalifican, solo
porque tiene el tupé de fregarles en la cara que son incapaces de articular una
propuesta superadora.
Fraude es pararse sobre el estrado
para formular el reclamo airado de que se deje de hablar del pasado, sea del exitoso
y reciente, porque no los tuvo como protagonistas sino como detractores; sea
del oscuro y frustrante más lejano, porque de esa manera se oculta su
participación necesaria e infamante en los sucesivos desastres.
Fraude es apelar al olvido para
lavar vergüenzas, y fraude es prometer futuro cuando en realidad lo que se pretende es retomar el camino del pasado.
7 comentarios:
Espectacular, me dejaste sin aliento, hacia rato que no leia algo tan preciso y verdadero.
Brillante!!!!
Nos hablan de fraude porque, como siempre, vacían las palabras de contenido para inyectarle el contenido que desean.
estan nerviosos, viste lo que le dijo malenita a scioli ??
Como vende humo el pollerudo. "Malenita, Malenita, tenés que pedirle disculpa al Dani. Porfa Malenita, dale, si? Mirá que me enojo, dale, sé buena." Flor de candidato para el 2015.
Excelente, RUCIO. Tan preciso en la descripción, que preocupa al pensar en si la dimensión del fraude lo hará efectivo.
Respuesta de Malenita al pedido de su marido: Andate a cagar,pelotudo. Y no te olvides de lavarme las chabombas que deje en el baño.
Energica respuesta de Massa: Si
Muy buena lectura, es cierto, nos sobrevuelan varios impostores
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