Como todos sabemos el Reino Unido Bananero de Eufemia e Ínsulas de Hipocrésia ha sido fundado
recientemente en los territorios donde antes se emplazara la República Argentina.
Sus súbditos atraviesan los intensos cambios, impuestos sobre la base del
diálogo y el consenso, provocados por la denominada “Revolución de la Alegría”.
Como en toda transformación estructural, algunas de sus consecuencias resultan
algo desconcertantes.
Recientemente
nuestros cronistas han registrado algunos hechos de estas características en la
localidad de La Devaluada (antes denominada La Plata, capital de la Provincia
de Buenos Gases), que en nada contribuyen a disipar la confusión, efecto
colateral no deseado del Proceso de Reorganización Nacional conocido como “El
Cambio”, e incluso podrían hacer llegar a pensar que algunos son menos iguales
ante la ley que otros, frente al tratamiento impar que recibieron situaciones
de quebrantamiento de la tranquilidad pública y la apacibilidad vecinal.
En la
madrugada del 1º de enero una multitud se congregó a festejar el nuevo año en
la quinta San Cayetano, los organizadores no sólo no contaban con autorización
municipal, sino que cargaban sobre sí una expresa prohibición (cuestión que no
privó al periodismo independiente de calificar el evento como “clandestino”). Según los informes, en 2 oportunidades inspectores municipales se apersonaron en el lugar y
constataron la contravención, que continuó perpetrándose sin inconvenientes, al
punto de que a las 9:30 terminó ahogada en la pileta del lugar una joven de 19
años.
Sectores
malintencionados adscriptos al oprobioso periodismo militante (1), han
insinuado que la continuidad de los acontecimientos fue permitido en razón de
que uno de los organizadores, Raúl Ismael “Petu” García (reconocido proxeneta),
era un habitual organizador de fiestas, proveedor de promotoras y allegado a la
dirigencia del PRO, basados en unas docenas de fotos (posiblemente trucadas o
producto de reiteradas casualidades que pueden ser leídas como inocuos gestos
de campaña) en la que el ahora imputado por homicidio culposo se mostrara en
poses de amable convivencia con dirigentes de la fuerza política presidencial. Afortunadamente
la prensa seria no se ha hecho eco de tamaña infamia.
El otro
hecho que sirve de parangón, ocurrió en la mañana del 8 de enero, como
corolario de una tensa relación que vinculara también al oficialismo, esta vez
con empleados municipales.
También
para fin de año, un minúsculo grupo de 4500 trabajadores dependientes del
estado Municipal se encontraron sin ocupación a tenor de su indubitada
condición de “ñoquis heredados de la anterior gestión”, según afirmara con
exactitud el Sr. Intendente Dn. Julio Garro, quien aclaró que no estaban
despedidos, sino que sus contratos estaban fenecidos, alineándose de ese modo
de manera contundente en el combate contra la precarización laboral.
A pesar de
ello, los inadaptamos adoptaron una posición hostil, movilizándose en contra de
la Revolución de la Alegría, demostrando sus mezquinas y politizadas
intenciones de seguir trabajando, aún en desmedro del supremo objetivo del
Cambio. Afortunadamente, la mayoría de la dirigencia sindical nacional,
encuadrada en la lucha contra el impuesto a las ganancias, no se hizo eco de
las egoístas pretensiones.
La enojosa
situación a la que venían sometiendo los desacatados a los vecinos devaluadences
(gentilicio anterior “platenses) llegó a su climax cuando punteros opositores
desparramaron basura en varios puntos de la ciudad, según los partes de la prensa independiente, lo que tranformó en insostenible la templada actitud de espera del mandatario
y lo obligó a dispersar a los quejosos mediante el uso de la fuerza pública, la
que con moderación y prudencia, procedió a distribuir equitativamente y con
alegría balas de goma, gases lacrimógenos y dentelladas caninas entre la turba.
Algunos memoriosos malpensados insisten en atribuir al supuesto desparramo de
basura una conveniencia similar (ablandamiento neuronal de la audiencia) a aquel
raid televisivo de funcionarios y expertos de ocasión, cuando se explicaba ante las
cámaras el peligroso funcionamiento de las improvisadas “tumberas” de que la
estarían munidos los manifestantes, en los días previos a la represión del
Puente Pueyrredón, aquel día de 2002 en que la crisis causó dos nuevas muertes.
Las
dispares reacciones oficiales ante dos hechos que conspiraron contra la armonía
y la unidad del pueblo argentino, ha generado una marea de especulaciones de
tipo conspiranoicas que amenazarían con empañar la límpida imagen de la que
gozan los líderes del nuevo régimen. Afortunadamente es de esperar que, en los
próximos días, una nueva aparición de los hermanos Lanatta y su secuaz y el
estrechamiento de un nuevo cerco sobre ellos, en un nuevo y espectacular
operativo cerrojo protagonizado por las fuerzas de seguridad combinadas, hagan
olvidar estos confusos episodios que, indudablemente, han de tener una
razonable explicación que nuestras mentes acostumbradas al populismo no logran
dilucidar.
(1) Los mismos que han sido
indentificados intentando la burda maniobra de relacionar el aumento del sueldo
como intendente de Quilmes de Martiniano Molina con el reacomodamiento
presupuestario que lo obligó a prescindir de los servicios de 1000 empleados
municipales, sin tener en consideración que ahora padece las consecuencias del sinceramiento,
teniendo que cortar el pasto de espacios públicos personalmente, a pesar de las
inclemencias climáticas de un duro verano y la posibilidad de deshidratación a
la que se somete.
2 comentarios:
La República de Trapalanda que mentara Marco Denevi...
NO tendremos prensa pero las redes a full como lo que somos: "burgueses viejos chotos ideologizados anclados en los 70'". Abur.
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