«Y la cura o cuidado que dellos tuvieron fue enviar los hombres a las minas a sacar oro, que es trabajo intolerable, y las mujeres ponían en las estancias, que son granjas, a cavar las labranzas y cultivar la tierra, trabajo para hombres muy fuertes y recios. [...] ¡Decir asimesmo los azotes, palos, bofetadas, puñadas, maldiciones y otros mil géneros de tormentos que en los trabajos les daban! En verdad que en mucho tiempo ni papel no se pudiese decir, y que fuese para espantar los hombres». (La Española)
«Hacían unas horcas largas que juntasen casi los pies a la tierra, y de trece en trece, a honor y reverencia de nuestro Redentor y de los doce apóstoles, poniéndoles leña y fuego los quemaban vivos». (La Española)
«Otros, y todos los que querían tomar a vida, cortábanles ambas manos y
dellas llevaban colgando, y decíanles: 'Andad con cartas', conviene a
saber: 'Llevá las nuevas a las gentes que estaban huídas por los
montes'.
Comúnmente mataban a los señores y nobles desta manera: que hacían unas parrillas de varas sobre horquetas y atábanlos en ellas y poníanles por debajo fuego manso, para que poco a poco, dando alaridos, en aquellos tormentos desesperados se les salían las ánimas». (La Española)
Comúnmente mataban a los señores y nobles desta manera: que hacían unas parrillas de varas sobre horquetas y atábanlos en ellas y poníanles por debajo fuego manso, para que poco a poco, dando alaridos, en aquellos tormentos desesperados se les salían las ánimas». (La Española)
«Y sólo porque huía de gente tan inicua y cruel y se defendía de quien lo quería matar y oprimir hasta la muerte a sí y a toda su gente y generación, lo hobieron vivo de quemar. Atado al palo decíale un religioso de San Francisco, santo varón que allí estaba, algunas cosas de Dios y de nuestra fe [...], y que si quería creer aquello que le decía, que iría al cielo, donde había gloria y eterno descanso, y si no, que había de ir al infierno a padecer perpetuos tormentos y penas. Él, pensando un poco, preguntó al religioso si iban cristianos al cielo. El religioso le respondió que sí, pero que iban los que eran buenos. Dijo luego el cacique, sin más pensar, que no quería él ir allá, sino al infierno, por no estar donde estuviesen y por no ver tan cruel gente». (Muerte de Hatuey, Cuba)
«A todos los señores, que eran más de ciento y que tenían atados, mandó
el capitán sacar y quemar vivos en palos hincados en la tierra. Pero un
señor, [...] pudo soltarse y recogióse con otros veinte o treinta o
cuarenta hombres al templo grande que allí tenían, el cual era como
fortaleza, que llamaban cuu, y allí se defendió gran rato del
día. Pero los españoles, [...] pusieron fuego al templo y allí los
quemaron dando voces: '¡Oh, malos hombres! ¿Qué os hemos hecho?, ¿por
qué nos matáis? Andad, que a México iréis, donde nuestro universal señor
Motenzuma de vosotros nos hará venganza'». (Matanza de Cholula)
«Como andaban los tristes españoles con perros bravos buscando y
aperreando los indios, mujeres y hombres, una india enferma, viendo que
no podía huir de los perros que no la hiciesen pedazos como hacían a los
otros, tomó una soga y atóse al pie un niño que tenían de un año y
ahorcóse de una viga. Y no lo hizo tan presto que no llegaron los perros
y despedazaron el niño, aunque antes que acabase de morir lo batizó un
fraile [...] En este reino, o en una provincia de la Nueva España,
yendo cierto español con sus perros a caza de venados o de conejos un
día, no hallando qué cazar parecióle que tenían hambre los perros, y
toma un muchacho chiquito a su madre y con un puñal córtale a tarazones
los brazos y las piernas, dando a cada perro su parte». (Yucatán)
Más en: Bibioteca Nacional Cervantes.
6 comentarios:
Terrible, Rucio y los hipócritas modernos de allá la llaman "la leyenda negra" de la colonización española de las américas.
La historia la escriben los que ganan y testimonios como éstos, hechos desde dentro, aunque solo recogen una pequeñísima parte de los sufrimientos de los pueblos originarios, son silenciados porque no conforman al objetivo.
Y lo peor es que aquellos que se llaman a si mismos los libertadores y que son hijos nietos, bisnietos y tataranietos de estas bestias brutales y asesinas, han continuado practicando sus métodos de exterminación o predominio, hasta nuestros días.
Los pueblos originarios aún espera que se los trate como iguales frente a la ley, porque frente a dios no vale, ese aborígen respondió con la verdad, si los cristianos -con todo el mal que hacen van al cielo- es mejor no ir allí, no sea que el dolor continúe por toda la eternidad. ABRAZO. Excelente post
Lo que no se dice, Profe, es que a la "Brevísima relación sobre la destrucción de las Indias" De las Casas la terminó de escribir a los 50 años de la llegada de Colón, con el auspicio de la propia Corona, y ya esta era la consecuencia. Las detracciones son bastante posteriores. Los grabados del belga son de 1580 mas o menos.
ya me pongo a difundir este post indispensable. Un abrazo
Excelente!!!!! Impecable!!!!
Los pueblos originarios esperan justicia. Sí. La justicia de los hombres. Vienen esperando desde hace varias generaciones... Desde que descubrieron que los barbados que llegaban no eran dioses sino saqueadores, maltratadores, violadores, secuestradores...
Vienen mirando a los asesinos de sus ancestros que caminaron tranquilamente por las tierras robadas.
Miran, agachan la cabeza y callan. Pero no olvidan... Tienen memoria.
Con tesón vuelven una y otra vez... Los descendientes de aquellos asesinos los llaman "extranjeros"... Fueron vagos y mal entretenidos... Cabecitas negras... Del interior... Negros Planeros...
Trataron de separarlos de otros pobres, de otros desclasados... Pero creo que, afortunadamente, son muchos los que se dieron cuenta que el problema de las tierras, es el mismo que el de los desocupados, que el de los mal pagos, que el de los mal educados, que el de los mal asistidos...
Por eso festejo y celebro a los gobiernos que tienen la mirada puesta en los humildes. Los que reparan en algo tantas injusticias terrenales... Qué pasará después de esta vida? Cada uno le dará cuenta a su Dios, pero los "pecados" se deben saldar en esta vida.
Recuerdo haber leído que este fraile se avergonzaba de la conducta de los sacerdotes cristianos en contraste con sus equivalentes autóctonos.
Y también fue este fraile el que recomendó traer esclavos de Äfrica para impedir tanta barbarie (¿?) con los originarios ya que pesaba el contrato de evangelizar las almas de los amerindios.
Tras tantos años, ¿cuanto avanzamos?
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