Ineludible conmemoración, cada 29 de mayo, la del Cordobazo. Encabezados por Agustín Tosco y Atilio Lopez, en la unidad de la lucha, obreros, estudiantes, militantes políticos, organizaciones populares de un amplísimo arco ideológico, ponían en jaque al Onganiato.
A los 44 años en cambio, algunos piquetes minúsculos molestan a los transeúntes en algunos puntos de Capital Federal. El pueblo no se pliega al histérico llamado a la rebelión lanzado por Pablo Micheli, ni siquiera “la pata moyanista” acompaña. Una parodia con actores de segunda selección.
La nota de color la aporta la presencia de las organizaciones satélites de Altamira, consustanciado absolutamente con la lucha contra la tiranía K. En una entrevista brindada a Gillespie (Falso Impostor – Rock & Pop, en medio de la campaña electoral de 2011) a partir del minuto 11:30, se le puede escuchar decir respecto al “Cordobazo”, reconociendo su absoluta ajenidad al protagonismo de los acontecimientos, su carácter de mero espectador, textualmente: “El día 16 de mayo voy a Córdoba y hay un paro general. Llego a Córdoba y veo que no vuela una mosca y digo ¡menos mal! Se termina esta pesadilla de Onganía (así, como mágicamente). Trece días después estaba levantada toda Córdoba. Fue impresionante, un despertar de los obreros de la industria automotriz que nosotros ya lo veíamos venir porque teníamos compañeros obreros de la industria automotriz… pero bueno…. Viste… como te puedo explicar… conversás con este, bronca, todo lo demás, pero de ahí a imaginarte que un día ante un hecho X paro general y paró todo el mundo (todo así, como por casualidad)… etc.”. Poco más de un minuto para comprender que, entonces, no entendía nada y colegir que, a 44 años de entonces y cargando (según el mismo) 56 años de militancia, es probable que siga sin hacerlo.
Quizás Micheli juega a ser el Gringo Tosco, tal vez Moyano decidió que no es para él el camino elegido por el Negro López. Seguramente Altamira se prenda con la esperanza de una redención por su faltazo a la jornada histórica. Lo cierto es que las distancias abismales entre el kirchnerismo y el onganiato transforma cualquier retórica revolucionaria y cualquier intento de acción desestabilizadora que se pretenda con bases populares, en un mero berrinche, en una payasada destinada al fracaso, en un anacronismo sin sentido.
Y después del “sapo”, volverán al redil donde se sienten más cómodos: los estudios de televisión, unificando críticas y departiendo amablemente con los mismos que se escondieron atrás de cada dictadura y la alimentaron. “No nene, no estuve en el Cordobazo, pero mirá esta foto donde estamos con Sturzernegger y Melconián, en el programa de Grondona, criticando a la Dictadura K” le contarán a sus nietitos. Paradójico ¿no?
5 comentarios:
No se olvide de la foto brindando con champagne en el estudio de Radio Mitre con Chiche
El simple hecho de que reniegue de su nombre real, ya lo descalifica. En los programs de Gelblung estuvo siempre.
En la época de Alfonsín protagonizó una payasesca "toma" de la casa rosada.
Falso como su apodo, baja mira.
Ni con el discurso encendido después de empanadas y damajuana logran convencer a nadie...
No saben qué hacer ni cómo...
Esa capacidad asombrosa de Jorge Altamira de haber estado en los más importantes acontecimientos históricos (17 de octubre, Cordobazo, fundación del PT...) ya huele a mitomanía de alguien que se cree más que lo que es. En cualquier momento va a decir que también estuvo en la Revolución de Pancho Villa, en la explosión de la bomba de Hiroshima y en la creación del dulce de leche, siempre de testigo, claro. ¿Será que su verdadero nombre no es Saúl Wermus sino Leonard Zelig?
No hace falta ir hasta el cordobazo, en el 2001 fueron espectadores. Hicieron lo mismo en la década del 70. Cada vez que pasa algo los muy boludos se esconden y tienen que esperar que venga una generación más joven que no sabe lo que pasó.
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