Los que
saben dicen que la República se asienta sobre el principio de división de los poderes
del Estado: El ejecutivo, el legislativo y el judicial, cada cual con un ámbito
de competencias propias e indelegables. En tan solo
un mes de gobierno, Mauricio Macri ha pulverizado de manera abierta y desembozada tal
elemento identitario del modelo adoptado en 1853.
Se constituyó
en el legatario de la voluntad legislativa, negándose a convocar a las cámaras
parlamentarias y dictando un aluvión de decretos de necesidad y urgencia que
reestructuran el Estado a la medida de los intereses corporativos que le son
adeptos. El principio que rige su comportamiento en esta relación, parece ser
el sentado por su Ministro Aguad: “una ley no puede impedir que el presidente
haga lo que quiera”.
Respecto al
poder judicial, no sólo se ha irrogado la potestad de cubrir vacantes en el
máximo tribunal sin anuencia de los 2/3 del Senado, sino que sistemáticamente
desoye fallos que son adversos a sus políticas. A este momento, ya son 3 las
medidas cautelares dictadas retrotrayendo la modificación de la Ley de
Servicios de Comunicación Audiovisuales y anulando la intervención del AFSCA,
sin que el Tirano acceda a su cumplimiento.
Y la
caracterización de “Tirano” no es arbitraria. La Carta Magna argentina estuvo
en el momento de su sanción preñada del constitucionalismo francés y
norteamericano, ambos forjados en la lucha contra el absolutismo y preocupados
en garantizar un piso mínimo de derechos a los ciudadanos, refractario a las
arbitrariedades del gobernante. Pero también se construyó en base a la lectura
que el liberalismo dominante hizo de la historia reciente (por entonces),
fulminando como traidores a la patria a aquellos que pretendieran hacerse de “la
suma del poder público”.
Es en esa
tradición en la que supuestamente abreva el actual gobierno nacional. Sin
embargo esta Derecha (a la que los superficiales analistas de siempre no han
dudado de caracterizar como moderna y democrática), tal vez en razón de que por
primera vez desde 1916 han alcanzado el gobierno en estado puro (sin refugiarse
tras el mascarón de partidos populares) y de la mano del voto, administra el
Estado del mismo modo que lo administrara cuando lo hicieron durante las
Dictaduras Militares.
Volviendo a
la cuestión del “piso mínimo” de derechos y libertades de los ciudadanos
(concepto radicalmente ampliado desde mediados del S.XIX), la estigmatización
más atroz realizada desde el Proceso de Reorganización Nacional, viene
sirviendo de pretexto para avasallarlos sin miramientos. Las categorías “ñoquis”,
“militantes”, “kirchneristas”, etc., son implementadas sin disimulo para
retrotraer el empleo público a aquellos tiempos donde la estabilidad era una
quimera y los trabajadores veían en la periodicidad de los mandatos un
constante motivo de angustia que atentaba contra la profesionalización de la
carrera administrativa. También hoy (como pretendieron conjurar los
constituyentes del ’53 cuando redactaron el art. 29) el honor y las fortunas de
muchos argentinos están a la merced de una persona.
Otra característica
esencial del sistema Republicano es la de la publicidad de los actos de
gobierno, garantizada por la libertad de expresión y (más actual) el derecho a
la comunicación. La formidable concentración mediática que padece la argentina,
y su alineamiento incondicional con el gobierno macrista, han generado un
formidable “apagón informativo”, sólo parangonable, también, con el sufrido
durante la última dictadura cívico militar. Uno a uno han sido desaparecidos
del aire los máximos referentes de la opinión crítica, embretados entre la
persecución ideológica que se vive en los medios públicos, las decisiones
editoriales de los grupos afines y los aprietes financieros que el propio
Estado efectúa a través de la pauta oficial a aquellos que se muestran díscolos
a sumarse al blindaje mediático.
Para
culminar con la vulneración de este principio, la simple alusión de la palabra “Emergencia”
parece ser motivo suficiente para relevar al Estado de brindar todo tipo de
estadísticas que puedan visibilizar el previsible desastre en que se está
sumiendo a la Nación Argentina. Desocupación, PBI, pobreza, inflación dejaron
de ser situaciones mensurables hasta nuevo aviso.
La
República está en terapia intensiva. No será transmitida su agonía por los
medios de comunicación masiva, más proclives a mostrar cacerías humanas y
noviazgos estivales. El equipo que la atiende no parece tampoco dispuesto a
aplicar terapias que reviertan la situación, parecen más preocupados en señalar
a los anteriores terapeutas, mientras que con globos e invocaciones a la
alegría esquivan a los deudos preocupados.
Pero quizás
sea nada más por vieja. Quizás sus formas han caducado. Así como su paso cansino,
artrósico, no ha servido para arropar intentos de transformaciones que pongan
un poco más de justicia a una sociedad reclamante, también se muestra al
extremo vulnerable ante el poder real, ese que no basa su existencia en las
urnas, ese que se desentiende de la voluntad popular.
Quizás simplemente quiera
sucumbir ante estos verdugos (los mismos que decían defenderla) y dar lugar a una nueva herramienta, una nueva
institucionalidad que aún no nos atrevemos a imaginar.
5 comentarios:
Hay muchos programas muy pluralistas en los medios. VHM se pasó todo el día de medios, quejándose de que le pasó lo mismo que le pasó a docenas de periodistas durnte 12 años.
Qué ha cambiado? El Estado empezó a corregir los programas de sus medios, que antes eran furiosamente oficialistas y ahora quedaron como opositores. Ojalá en el futuro sean medios plurales y no furiosamente oficialistas como estos 12 años.
También han cambiado, pero no tanto, algunos medios que eran oficialistas y se demostró que solo eran acomodaticios. Eso era de esperar, no?
Si, muy pluralistas. Ahora hablan de boludeces o de pelotudeces.
No seas tarado tractorcito.
Iluminame, Mariano, mencionándome las "docenas" de periodistas a los que te referís. Y aunque llegues a 3, sabés que se cruzaban de vereda y tenían a su disposición a la más grande concentración mediática que existió en la historia del país. Gente como vos hablaba del "monopolio" del Estado cuando nosotros denunciábamos el de Clarín. Bueno, si tenían razón, las "correcciones" hacen que ahora los dos monopolios juegan en equipo.
No se que es lo que tiene VHM a disposición, así que en eso estan empatados.
Te cuento que Radio 10, del Plata y El Mundo, entre otras renovaron toda sui programación cuando fueron compradas por empresarios K. Si no te quejaste entonces, quejarte ahora suena medio hipócrita, con todo respeto
No me quejo, pongo en dudas la viabilidad de un modelo capaz de sostener privilegios pero que está demostrando su vulnerabilidad ante un blitzkrieg corporativo (como ya lo hizo en el 55 y en el 76 por dar un par de ejemplos). Entender otra cosa es tener dificultades en la comprensión de textos, o ser medio pelotudo (con todo respeto).
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