“Hay una gravísima sospecha de que gran parte de
los candidatos son oficialistas”
es la justificación que esgrime Oscar
Aguad para intentar justificar su actitud obstruccionista de la labor del Consejo de la
Magistratura.
Un verdadero mamarracho, una afrenta cerril a la
democracia. Resulta que por ser oficialista, según el Milico, no se puede ser
juez. Parece ser que en su inconsciente quedó instalada una rémora perpetua del viejo Decreto Ley 4161/56, esa pieza del
museo de la intolerancia, la estigmatización y la discriminación, vigente
durante casi 4 décadas, que nos legara la Revolución Fusiladora.
Una frase que parece el corolario de otras célebres
de su cosecha personal "acá se está
votando si hay libertad de expresión o no en la Argentina" y
““el kirchnerismo quiere terminar con la
libertad de expresión en el país”.
Indudablemente, si algo goza de buena salud en este
país es la libertad de expresión, derecho que permite que cualquier mercader de
las palabras, procesado por malversación de fondos, amigo íntimo de íconos de
la dictadura, pueda pasearse impúdicamente por los medios de comunicación
vomitando falacias sin sustento, sin que sea sometido siquiera a la necesidad
de fundamentarlas.
Ha dicho en ese nido de dinosaurios llamado Hora
Clave: “hoy ví un terrible tape en el
canal oficial de Alfonsín quejándose en la tribuna política contra Clarín, ésta
es una manipulación de la información, Alfonsín no quiso quedarse con Clarín,
no quiso que desapareciera Clarín, no le gustaba pero aceptaba la crítica, la
libertad de expresión se da cuando la prensa no es oficialista, el Gobierno se
quiere quedar con nuestras pautas de convivencia, con nuestros valores, con
nuestro estilo de vida”. El temerario sofista había afirmado en un
reportaje (notero de 678) que la libertad de expresión era patrimonio de todos,
menos del gobierno… no es un derecho que alcance a aquellos que comulgamos con quien
las mayorías decidieron gobierne. Ahora aclara que se refería a ESTE gobierno,
parece que en cambio Alfonsín sí tenía derecho a expresarse libremente en
cadena nacional, para algo en esa época el Estado era propietario no sólo de
canal 7, sino también del 13, del 11 y del 9 ¿para qué querría Alfonsín también
ser dueño del diario Clarín?
Calma, hipócrita radical, el kirchnerismo no quiere
quedarse con Clarín ¿quién querría quedarse con ese negocio en decadencia y tan
poco rentable? ¿Quién podría levantar ese muerto que subsiste por vender su
línea editorial al mejor postor y por tener una cadena de 250 replicantes que
se desbaratará el 7D?
Tampoco quiere que Clarín desaparezca, ninguna
iniciativa se ha adoptado en ese sentido. Apenas si quiere quede claro que de
ese cubículo de lobistas sólo se pergeñan patrañas y se solventa la existencia
de carussolombardis de la política, como el mismo saltimbanqui de Aguad.
3 comentarios:
En nombre de la falta de libertad de expresión se dice de TODO, pero no en otro lado, no. AQUÍ.
Muy bueno!!
En ese tiempo Alfonsín la tenía corta,y clorín mucho mas larga ya entre sus nalgas y empujándolo.
Yo me acuerdo.
Cómo lo odio a ese sorete, casi al nivel del pelafustan fernando iglesias!
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