jueves, 18 de octubre de 2012

¡Paracaidistas austríacos a mí!




¿Qué ha hecho Felix Baumgartner que algún argentino ya no haya hecho antes? ¿acaso toda la marabunta que se movió en torno a su salto tuvo otro objeto que opacar el renacido amor propio argentino? ¿estan los fondos buitres detrás de todo esto?
  
Como argentino de ley y peronista me veo en la obligación moral de desmitificar esa ridícula maniobra que intenta desmerecer los lauros obtenidos con esmero y con tesón por gloriosos compatriotas, cuyos logros pretenden ser vilmente ignorados por los monopolios mediáticos internacionales en alianza estratégica con los zares de las bebidas energizantes. Acá hay mucha tela para cortar.



Grandes paracaidistas ¡y son ar-gen-tinos!

Carlos Alberto Reutemann: Después de transitar por diversas escuderías internacionales entre 1972 y 1982, el volante firmó su último y definitivo pase y se incorporó al por entonces desprestigiado team del PJ santafesino. En 1991, aprovechando un cambio de reglamentos de la competencia (adopción de la Ley de Lemas), dejó de lado los habitáculos de los monopostos, y  saltó, directamente desde el sitial que le reservaban en Las Cuartetas, a la Casa de Gobierno de la provincia de Estanislao Lopez, sin contar a su favor con otro antecedente contencioso que haberse negado a obedecer el cartel de Jones-1 Reut-2 aquella soleada mañana carioca de 1981. La historia se repitió: salió segundo tras el radical Horacio Usandizaga, pero lo benefició la sumatoria de sus 4 coequipers, obteniendo de ese modo el incómodo sillón que dejaba Victor Reviglio. Usandizaga debió conformarse más tarde con descender exitosamente a Rosario Central a la “B”, para luego (siguiendo la incunable tradición radical), renunciar a la presidencia del club canalla. 

Ramón Palito Ortega: También en 1991, el trajinador incansable de los escenarios argentinos y latinoamericanos, desde las cumbres de la fama lograda cantándole a cosas simples de la vida; actuando en célebre filmes de inocentes libretos o, directamente participando en alguna que otra propaganda pro dictadura militar, se lanza a desalojar a Antonio Domingo Bussi de la Casa de Gobierno de Tucumán, aterrizando con éxito. Algunos sostienen que a estas virtudes las trabajó en la Fuerza Aérea durante el rodaje de “Dos locos en el Aire”,  otros, sin embargo, sostienen que siempre fue un tipo descomprometido que se dedicó a escribir, cantar y actuar pelotudeces mientras la juventud argentina luchaba por cambiar el país. Puntos de vista ¿vió?, me quedo con Bombita Rodriguez. De todos modos, fue el menos afortunado del cuarteto, su segundo salto, de la mano de Eduardo Duhalde, fue frustrado por otro pelotudo con mayor experiencia.

Daniel Osvaldo Scioli: Luego de abandonar la motonáutica se inscribió en la categoría para-paracaidistas. Es así que en 1997 descendió armoniosamente, a pesar de su discapacidad, el Congreso Nacional como Diputado como representante del PJ de la Ciudad de Buenos Aires. Scioli es un reconocido paracaidista serial, sorprendió a propios y extraños al batir su récord personal logrando el aterrizaje como vicepresidente en la Casa Rosada y luego, por dos veces, en el edificio de 6 entre 51 y 53 de la ciudad de Dardo Rocha. ¿Suerte, casualidad o una audaz capacidad de maniobra durante el vuelo que siempre le permite caer parado en el lugar justo? Las razones son muy discutidas, ¡pero va por más! 

Francisco De Narváez: Este paracaidista argentino es tan grande que ni siquiera necesita ser argentino. Hizo su aparición pública con un magistral salto que, desde el equipo de campaña Menem-2003, lo depositó sin hesitaciones a encabezar el triunfo electoral en Provincia de Buenos Aires en 2009. Contrariamente a  dos de los mencionados anteriormente, no se encontraba vinculado al deporte-motor sino al vaciamiento de empresas, la elusión impositiva mediante reestructuración patrimonial (eufemismo para “evasión fiscal prolija”) y la bicicleta financiera, los que, aunque la doctrina no es pacífica al respecto, suelen ser considerados deportes nacionales de clases altas. También se dice peronista, aunque esta autodenominación es aún más discutible que la anterior.

Los auspiciantes y la conquista de la estratósfera:
 
Aparte de la injustificada manija que recibe el austriaco, también se laurea a su auspiciante Red Bull, como si el simple hecho de poner plata en un único evento fuera una gran hazaña. ¿Qué sólo gracias a ese apoyo económico se logró acceder a la estratósfera? Si no fuera por la perniciosa actitud ajustadora del Fondo Monetario Internacional, el verdadero Toro de las Pampas Argentinas y Señor de Anillaco, Dr. Carlos Saúl I, lo hubiese hecho antes para magnificar aún más el mecenazgo gracias al cual alcanzaron la gloria los 4 grandes paracaidistas nacionales y cientos de émulos que florecieron a lo largo y lo ancho del país.

El hambre de trascendencia celestial de Carlos Saúl I se explicitó claramente: “Se va a licitar, un sistema de vuelos espaciales, mediante el cual, desde una plataforma que quizás se instale en la provincia de Córdoba, estas naves espaciales van a salir de la atmósfera se van a remontar a la estratósfera y desde ahí elegir el lugar a donde quieran ir. De tal forma que en una hora y media podemos estar desde Argentina en Japón, en Corea o en cualquier parte del mundo.” Millones de paracaidistas hubieran podido ser arrojados hacia los cuatro puntos cardinales sin necesidad de tanta fanfarria farandulera. “Menem lo hizo” habríamos podido decir con el pecho hinchado de orgullo los argentinos si hubiéramos persistido en continuar la senda que nos marcó con aquel “síganme, no los voy a defraudar” el desperdiciado visionario. 




El recordman indiscutible es argentino:

El austríaco hizo un solo salto. Jorge Lanata ha saltado consecuentemente de un medio a otro, sin necesidad de demostrarse demasiado exitoso en ninguno. Mientras que quienes colaboraron con el austríaco quedaron con los pies en la tierra, los que colaboraron con Lanata, después de cada salto, siempre quedaron colgados del pincel.

El austríaco saltó desde 38.900 metros para aterrizar en Nuevo México. Jorge Lanata está saltando, cada domingo, desde arriba de su ego (algo impensable para cualquier mortal), para caer dentro de un balde de mierda televisado. 

El austríaco en 16  minutos  llegó al piso. Jorge Lanata viene demostrando hace años que siempre se puede caer más bajo.

El austríaco rompió la barrera del sonido. Jorge Lanata rompió el código de ética periodística, de la moral, del buen gusto, de la amistad y del compañerismo. También rompió con el cumplimiento de leyes impositivas, laborales y previsionales, hace trizas la objetividad y no se priva tampoco de romper las pelotas. 

El austríaco necesitó de un globo para ascender. ¿acá que digo? ¿Qué Lanata necesitaría varios o que el propio Lanata es un globo propagandístico? Lo dejo a su criterio…

El austríaco necesitó de globo, cápsula, paracaídas, casco y traje espacial. Jorge Lanata se las arregla con un cigarrillo y lentes colorinches, a lo sumo, algunas plumas y un conchero.

El austríaco volvería a saltar. Jorge Lanata, del ridículo, no vuelve.

Tecnología de punta y globos aerostáticos:

Me van a decir que la tecnología aeroespacial de punta aplicada al caso, en argentina es inaccesible. Mentira, eso pasaba antes, cuando éramos un país subdesarrollado. Los esfuerzos realizados por el gobierno nacional han logrado captar la voluntad de cientos de científicos que estaban en el extranjero, quienes aceptaron retornar a radicar sus investigaciones  a cambio de choripanes y tetrabrikcs en cantidad suficiente. 

Hace poco, el promisorio horizonte contagió a la iniciativa privada que logró seducir a una lumbrera exiliada en Boston, un sujeto capaz de aportar los recursos técnicos necesarios para inflar cualquier globo depreciado y ajado mediante el uso de gases y con métodos no convencionales. 




El salto más grande:

Sin tanta alharaca, sin ninguna necesidad… y sin paracaídas.





9 comentarios:

Julián Otal Landi dijo...

Excelente como siempre compañero Rucio! Un abrazo grande!

daniel mancuso dijo...

qué memoria, cuántos mamarrachos olvidados, por dio... somo lo mejore del mundo...

maleari dijo...

Se olvidó de la saltadora mas grande de la Argentina: la enóloga consumada, !!!Pato Bulrich¡¡¡...me extraña, Rucio.

Rucio dijo...

NOOO! De ninguna manera maleari! La Piba compite en otra categoría: salto múltiple con garompa.

Adán De Ucea Queralt dijo...

Mooy boaaano!
Y coincido con Maleari: para la próxima, habría que incorporar las disciplinas de la Piba: tiro al vaso, lanzamiento de Pisco, etc.

Salud!

Moscón dijo...

Genial Rucio.Ante usted me saco el paracaídas,perdón,el sombrero.El post cayó muy bien según los comentarios.

ÑU 3 banderas dijo...

... y todos los que faltan... ¿no?..., me acuerdo de uno que en Quilmes andaba con la revolución productiva y el salariazo... muy efectivo para lo que la sra. Chiche guste mandar..., ahora es senador de la patria fumigada...

Pibe Peronista dijo...

No te olvides de patito bullrich. El "salto panqueque" desde la estratósfera peronauta fue lo que le produjo al hemorragia cerebral!

Flecha dijo...

Lanata debe pensar en no saltar mas, cada vez que lo hace rebota contra el suelo, Su sponsor pone mucha guita pero el gordo no levanta vuelo. Abrazo.