jueves, 18 de abril de 2013

¡Eso es todo, amigos!



Cuando Jorge Lanata editorializa su programa de Radio Mitre el 25 de marzo blanquea definitivamente su condición: “Tenemos que sacar a esta gente votando a otra gente, pero esta historia no da para más. Que pierdan una vez el inconmensurable poder que tienen y que nos está haciendo mierda. Hay que cambiar… “Voy a hacer todo lo posible para que eso pase y yo les pido que hagan todo lo posible ustedes también”. Listo, a confesión de parte, relevo de pruebas, Lanata decidide  rotularse como un político opositor, particularmente, como el político opositor con más prensa a su disposición.

 

Y en este rol se lanza a la captura de adeptos. Para guardar expectativas de éxito en la arena política, existe una gama de alternativas disponibles cuando uno se para en la vereda opositora. La una es plantear una propuesta que se considera superadora a la vigente, la otra, es ocultarla por considerarla impopular y dedicarse a la tarea de devastar desde cualquier ángulo al gobierno sin proponer nada. En la extensión del concepto “todo lo posible” enunciado por Lanata, cabe la última y “que se vayan”, sin  explicitar quien lo reemplace ni  para qué, exhibe la condición de militante de causa inconfesable que inviste el showman.


La edición primera de la segunda temporada de “PPT” (que tanta repercusión obtuvo en medios de comunicación propios –de ellos- y ajenos) debe ser inscripta en este contexto. Carece de todo sentido de primicia periodística reflotar una causa que el propio gobierno (a través de uno de sus brazos, la AFIP) instala en los foros tribunalicios hace 2 años, sin agregar nada a lo que ya se sepa, salvo en el ámbito de la ficción que se construye a partir del clima logrado por una supuesta cámara oculta (tampoco es original el recurso, ya había sido practicado con éxito en “La Bruja de Blair” y “Rec”, por ejemplo). El acting se completa con la chica, rubia y pulposa, corriendo a tribunales para aportar la nueva pruebada (como si una ex asesora de fiscales de la dictadura no supiera que una cámara oculta autoincriminante no sirve para nada) que el Juez la devolverá envuelta en papel de celofán en estricto cumplimiento de la ley procesal, solo para que Lanata diga que la “Justicia K” es corrupta y encubridora, y siga el baile.


El lanzamiento de campaña de Lanata también, para quien sepa leer entre líneas, devela el lugar que piensa ocupar en la próxima contienda electoral. En política hay quienes intentan armar tropa propia para acceder a algún sitio de poder, inspirando a sus seguidores con su prédica y su ejemplo. Otros prefieren armar “tropa ajena”, es decir, acumular a los efectos de vender sus servicios y sus acólitos  al mejor postor, para que sea éste el que acceda. A esos llama Nicolás Maquiavelo “mercenarios”. En este caso, bastan la prédica y la arenga, porque el ejemplo edificante habrá de comprometerlo otro. 


Según la nota que cito más arriba, el sujeto traído a la palestra por Lanata (Leonardo Fariña de Jelinek), es investigado por lo siguiente: “La AFIP acaba de denunciar por enriquecimiento ilícito a Leonardo Fariña, el flamante esposo de Karina Jelinek. El organismo que encabeza Ricardo Echegaray se basó en inconsistencias muy simples en las que incurrió el empresario de 28 años desde que saltó intempestivamente a la fama por su romance con la modelo. Fariña maneja dos Ferrari y un  BMW, pero no tiene cuenta en ningún banco. Compró joyas por medio millón de dólares, pero no posee ni una tarjeta de crédito a su nombre. Festejó su casamiento en el Tattersal de Palermo, por lo que pagó más de 350 mil dólares, pero consiguió trabajo hace sólo un mes y cobra menos de $ 6.000”. El entorno que da Lanata a la entrevista, implica un fuerte demérito a la conducta del tipo este. Lanata, le reprocha, lo juzga y lo condena, pero parece alegarse excluído del imperativo categórico kantiano "Obra sólo de forma que puedas desear que la máxima de tu actuación se convierta en una ley universal”.


Mientras Jorge Lanata se presentaba ante la AFIP como monotributista que apenas recaudaba un  de máximo $ 6900 por mes, según Perfil, “vive en la zona de Retiro en un sólido edificio de columnas dóricas en el que, desde 1927, numerosas familias tradicionales dejaron amores, penas y recuerdos”, para ser más específico, en un coqueto piso (5 ambientes y 440 m2) de este edificio conocido bajo el glamoroso nombre de Palacio Estrugamou:



Cuyo alquiler se cotiza en la friolera de U$S 7500 (alquiler mayor aún que los $ 20.001 que Lanata dice ahora ganar como contribuyente del régimen de ganancias). Esto sin contar que, para la época desde su quinta en José Ignacio (Punta del Este), conducía junto  a Alvaro Vargas Llosa,  para Radio Prisa (España), “Tertulia Latinoamericana”, sin dar razón alguna de en qué condición habitaba el paradisíaco lugar. Y sin contar tampoco que, al igual que su entrevistado (y para “forzar” semejanzas), carece de cuentas bancarias y  tarjeta de crédito, a efectos de eludir a esa manada de detractores de la libertad de prensa que son los trabajadores que quedaron colgados del pincel en sus anteriores emprendimientos periodísticos ¡manga de vagos que pretenden cobrar sus acreencias laborales!!!


Lo que sí es una lástima, es que los lanatadictos, hagan caso omiso a la metodología propuesta por el ex periodista de  “sacar a esta gente votando a otra gente” y sigan optando por la catarsis del berrinche cacerolero.  Quizás sea que, cuando se desdibujan los límites de la verdad y la ficción, del periodismo y el show, entre la prédica y la práctica, también los receptores del mensaje crean que la impronta de la convocatoria no está impresa en el recambio democrático, sino en la idea de  “hacer todo lo posible”, aunque sea un “poquito” ilegal.






3 comentarios:

Anónimo dijo...

Jua, jua, jua, jua... ¡Forro de Clarín!!!

Pibe Peronista dijo...

Es que para vender merluza, al menos que no esté podrida! Abrazo Rucio!

Anónimo dijo...

Parece que el domingo hay una cámara oculta de un tipo que dice que hace 50 años mató a un tal Kennedy.